Los Problemas de Salir con Gordas




Los problemas de salir con gordas son los siguientes:

Que si uno se enamora de la gorda sin importarle que lo sea (porque uno es un buen tipo) no podés andar contándole a los amigos: “¡Ey… me enamoré de Sandra!” sin advertir
en el rostro de todos y cada uno de ellos una muda pregunta, un interrogante tan tácito como inevitable: “¿Cuál Sandra, la gorda?” en cambio ellos pondrán su mejor cara de “me alegro mucho por vos, pero no recuerdo ninguna Sandra, menos a la gorda”
y dirán: “…Sandra, ¿Cuál es Sandra?” y vos obviamente no les vas a decir: “Sandra...
la gorda Sandra” sinó que les decís “Sandra, la chica que trabaja en Medios” y ellos pensarán: “mirá vos… no dice la gorda Sandra, debe ser que la quiere en serio” y dirán a
continuación: “…che bueno me alegro mucho, es copada la mina ¿no?” y vos les dirás: “si es un amor Sandra” y ellos igual pensarán “mira vos… la gorda Sandra”.

Lo segundo será aún más complicado. O sea decirle a la gorda que uno la ama. Sucede lo siguiente: Uno se pone su mejor camisa, la invita a almorzar, y en medio de una charla casual, dispara: “Sandra, estoy enamorado de vos. Quiero que lleguemos a conocernos mejor y luego tener una relación estable.”
Okey, cuando termines de decir eso la gorda todavía vá a estar buscándolo al mozo para pedirle más pan. Y te dice “¿me dijiste algo…?”
Y vos (como sos un buen tipo) le repetís: “Quiero que lleguemos a conocernos mejor…” etc etc etc. Ahí, y sólo ahí, la gorda se da cuenta de la situación. Fijáte que no soltó la pata de pollo (tampoco la gilada.) ¿Y sabés que hace? Te mira durante treinta segundos (sin soltar la pata) y se larga a llorar.
La gente del restaurante, la mira a la gorda que llora desconsoladamente, te mira a vos,
y piensa “Qué le estará diciendo ese hijo de puta a la pobre gorda que la puso así…”

Vos respirás hondo y le decís: “Sandra, porqué te ponés así, disculpáme si te molesté de alguna manera…” (porque vos sos un buen tipo) pero ella sigue llorando desconsoladamente porque piensa que el año se le pasó volando y que ya es veintiocho de diciembre, y que todos los compañeros de la oficina le están gastando una broma, que tratándose de ella, sin duda es pesada. Pero no. No es una broma. Vos con toda la dulzura del mundo le hacés entender que la querés de verdad. (Porque vos además de ser un buen tipo, sos un dulce total) entonces recién AHÍ la gorda se da cuenta de tu amor, y de la emoción, se levanta de golpe, tira todo lo que hay arriba de la mesa, porque es gorda, y se confunde en un abrazo impresionante con vos. Que lindo, la gorda ya casi es tu novia. Hasta sentís sus lágrimas que resbalan por tu cuello y espalda. Pero sabés que es eso ¿no? Es la salsa de la pata de pollo.

Otro problema de salir con gordas es cuando vas a tener sexo por primera vez. Uno (porque es un buen tipo) hace lo siguiente: trata de generar un clima propicio a la situación, y cuando llega a la habitación deja la luz apagada para que ella no se sienta tan expuesta como gorda, a la hora de sacarse la ropa, ¿no?, y ella que hace: de nuevo se larga a llorar desconsoladamente y dice “¡Claro… no prendés la luz para no verme lo gorda que soy… estás conmigo por lástima!” Y uno le dice… “No mi amor, no es cierto, no te pongas asi…” e intenta abrazarla con ternura (porque uno en el fondo es un buen tipo, creo que esto ya lo dijimos) y pasa que te quedás enganchado con el bretel del corpiño de la gorda que se desprende sin previo aviso y cual una temible boleadora enloquecida rompe tu lámpara de lava, sale por la ventana y le destruye un bonsái al vecino del décimo. Todo mal.

Si pasaste por todo eso con éxito, listo ya te podés casar tranquilamente con la gorda. Tranquilamente es un decir, porque en el casamiento surgen otro tipo de situaciones que no le hacen ningún bien al deporte. Por empezar vos estás ahí junto al altar esperando, y ella todavía está llorando frente al espejo porque se ve gorda. Obvio que se ve gorda, porque está gorda. La madre y las amigas la convencen de que vos en realidad la amás por lo que es, no por lo que pesa. (Porque vos sos un buen tipo) Y juntas emprenden por fin el camino hacia la Iglesia. Cuando llegan, ya están todos los chicos despeinados, algunas mujeres se han sacado los zapatos, las flores que alquilaste se pudrieron, y el cura ya no cree más en Dios. Pero ponéle que igual los casa. Cuando pide que coloques el anillo, vos sacás el anillo, le tomas la mano a la gorda y descubrís con disgusto que el dedo de la gorda es más grande que la alianza. La gorda ¿sabés que hace ahí? No grita.
No hace ningún escándalo. Directamente se desmaya. Eso es otra cosa que hacen las gordas. Se desmayan. Si se desmaya una flaca, ¿que pasa? Uno la ataja, otro la abanica y listo el pollo. Pero si se desmaya una gorda, la cosa ya adquiere ribetes más Discovery Channel ¿me seguís? Hay que organizar rápidamente una comisión de sostenedores audaces, que no duden en auxiliar a la gorda hasta que llegue la grúa. La ambulancia quiero decir. Después está el peligro de que la gorda en su caída, aprisione debajo algún mortal que no alcanzó a apartarse prontamente de la trayectoria de desmayo. O bienes muebles e inmuebles que pudieran resultar dañados de igual modo.

Lo de la fiesta del casamiento se los ahorro. La otra torta que compró mi viejo igual alcanzó perfecto. Y los noviecitos de la torta se los alcanzamos a sacar justo. Igual no me los banco mucho a esos muñecos del orto.


Bueno era eso, nomás. Quería contarles. Ahora los dejo porque Sandra me ha hecho la comida que más me gusta en el mundo. Patitas de pollo con salsa. A veces creo que la quiero tanto, que no me alcanza el día. Mis amigos ahora no van tanto a casa. Mejor.