Me levanto… es el mismo día de siempre.
El aire pesa sobre mi pecho, y él me lo ha quitado todo…
Débiles latidos me regala el corazón. mi pobre corazon y yo no somos los mismos desde que nos abandonamos a él… ¿Qué pasó?, no lo se, solo se que no soy lo que era y no volveré a serlo. ¿Qué pasó?, ¿Donde termino yo, y aparece este ser que vive dentro de mí?, Yo se que tengo que salir cada día y aprender a vivir con él, pero no quiero… me da miedo… pavor… dime tu que vives en mi, ¿Cómo llamarte? ¿Qué nombre gritar en la soledad y la tristeza del recuerdo, para que puedas justificar tu existencia, y tu latente necesidad de terminar con la mía?, ¿Qué me queda sino llorar amargamente mi defunción y celebrar tu nacimiento? No lo sé. No quiero saberlo… no quiero aceptarlo. ¿Espero acaso redención?, talvez, ¿Compañía?... no lo sé y no lo espero… pero siento la necesidad de ese alguien externo que haga un cambio interno en mí, para volver y dejarte a ti solo como un recuerdo… ¿Pero? ¿Es eso lo que quiero? No lo se… ¿Qué pasó? Débil fe y esperanza corren por mis venas, ¿Dónde quedo el fuerte aventurero que yo solía ser? No lo se.. ¿Quién será el externo que necesito? Te pregunto ¿Qué harías con el externo brindador de paz y alegría? ¿Acabarías con el solo por tenerme a mí? Eso pienso… entonces dejare de buscar al externo, y dejare que el externo venga a mi... ¿Qué me queda? Débil fe, esperanza, y callados latidos… te espero externo.