Atravesé el tiempo con fusiles
Incendiando planetas
Y al mundo con la mirada opuesta al firmamento.

Con mis dientes arranque las escotillas
Y tracé tus labios cerca del otoño de mis naves

Ahora sonrío imposible
Imposible, imposible de caminar herido
De usar zancos para estirar la caída
Y hallar el límite que sentencio mi equinoccio

Ahora sonrío.
A través de un cristal disparé mi canto
Para allanar el mundo con mí marcha
Y ser la travesía viva del hombre

He aquí mi catecismo:

Venid a mi cenit a mirar nebulosas
Venid a mi puerto, dejad la morada,
Los refugios, los silencios, los dolores.
Las distancias comparadas, las compradas
Los crepúsculos encadenados a los nidos
Los sonidos derrumbados de mi proa
Y la voracidad abierta del mañana.

Encenderse en horizontes, encenderse en palabras
Atad la mirada opuesta al firmamento
Atadme a vuestros sueños agolpados como sillas
Enfriadas bajo el mar
que en su odisea disparó de humanidad
las playas del corazón endurecido.

Tomad estas manos
Tomad estas manos
Las alas del tiempo que he sido hombre
Que he sido el sueño finito que cae
Sin simulacros ni olvidos.
Tomad estas manos de hombre
Tomad estos restos de dios
Estos resto de astro
Dejad la carne
Dejad solo la carne.