Qué oscuro es aquí. Ya quiero salir, quiero ver cosas, cosas bellas. Doy golpes en las paredes, escucho gritos, gritos que ya me son familiares. Ahora cavo…que rara es esta iluminación ¡Qué bonita! Venga, venga dice una otra voz. La iluminación se hace más fuerte, más grande, más bella. Me deslizo hacia la luz. Ya llegue, me duelen los ojos, grito. Que cosas más feas, son monstruosas con cuerpos grandes. Uno de esos monstruos me coloca en los brazos de otro. Tengo miedo, vuelvo a gritar. El monstruo me toca, me habla -conozco esta voz, es la gritona. Tengo frió, tengo miedo, me asustan, quiero irme, quiero volver en mi mundo. El tacto del monstruo me quema, siento que no me quiere, siento que es un enemigo. Intento moverme pero no puedo, grito para que me dejara. Viene el otro monstruo, me agarra y me deposita en una cueva de plástico. Lloro, grito, me duele la cabeza. Me ponen algo en la boca y al rededor de mi cabeza pero sigo llorando. Ahora veo cinco monstruos, qué horror. Quiero irme de este mundo, quiero volver a mi gruta, quiero… ¿Dónde estoy? ¿Dónde me llevaron? ¡Qué mundo más bellísimo! El suelo es tan suave, ya no me siento triste. Vuelan cosas en el cielo, cosas tan lindas. Ya no veo monstruos ni escucho la gritona, ¿no seria el paraíso? Vuelvo la cabeza, veo agua pero agua limpia no la misma que tenia en mi gruta. Allí se encuentra un monstruo pero este monstruo era diferente de los demás, había una luz redonda que flotaba arriba de su cabeza. Me esta mirando, su mirada era dulce. Me habla, me siento bien. Dice que aun es temprano, que tengo que volver con mis seres queridos. Me da un beso, cierro los ojos. Vuelvo a abrirlos pero… de nuevo me encuentro en la cueva plástica. Se aproxima un monstruo que nunca había visto, se parecía al del paraíso. Pero ese tiene luces que flotan alrededor de su cuerpo. “Hola bebe, soy tu abuela, cálmate, ya pasó, ahora estas con nosotros y te cuidaremos”, no entendí lo que dijo pero sé que fue bonito como él, ya lo amo.
Aurélia© |