Inicio / Cuenteros Locales / groikoliev / ¡Oh Padre!
Oh! Padre, hoy levanto mi dolor hasta tu gloria
e inundo de pecados tus oídos
y sé que impertérrito me escuchas
con la certeza de mi traición postrera:
Oh, mi Señor, bórrala de mi memoria
depura este amor desvanecido y pesimista
incrustado en mi dolor como una lanza
que desgarra la pulpa de mi vida.
Mi Dios, siendo fariseo, judas caminante
merecedor de tu castigo y de tu ira
pido reposo a mi desdicha lastimera;
saca de mi pecho esta asfixia lacerante
como a ellos, los pájaros, que cuidas
y enseñas a empezar de nuevo
a la muerte de la inseparable pareja.
Dios de perdón y redenciones
mira un hijo tuyo vapuleado
por el peso de sus depresiones,
que pierde el sentido de vivirse
un mundo lacónico y vacío
donde el líquido vital de su destino
se haya inerme, sin sabor, desparramado
en un molde de amor que ya no existe.
Gran creador de colores y palabras,
hacedor de lo blando y de lo fuerte,
regidor de la evolución inagotable:
¿Qué difícil puede ser mutar mi alma
y trocar en decisión mi débil mente
ablandando este dolor tan imponente
dotándome de voluntad inexorable?
Oye mi suplica y calma esta tormenta
que desraíza las playas en que vivo,
y mándale tu siempre condolencia
a estas heridas siniestras que me hizo:
dame un sentido de existencia
algo a que aferrarme esperanzado
y a este amor que me tiene acongojado
se termine de morir por tu sentencia.
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Texto agregado el 09-03-2005, y leído por 113
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