Los esperados ladridos furiosos con lentitud y mucha fuerza avanzan a recolectar las almas alcanzan porque en las noches danzan cautelosos En la niebla o en sueños aparecen los demonios que acarician tu mente por tus más lindos recuerdos se mecen y ya no ves la luz cuando amanece No reconozco rostros, ni este mundo es que estoy destinado para siempre a buscar la salida y más me hundo ¿Porque mi Dios ha sido tan injusto? no pude despedirme de los míos no digo adiós, sino hasta luego de este lugar que no es calor ni frío.
Texto agregado el 09-03-2005, y leído por 142 visitantes. (2 votos)