La noche era calurosa, ya había tomado varios tragos en un burdel del centro. La chica en el asiento del pasajero no podía tener más de 16 años, pero usaba suficiente maquillaje para disimular su corta edad. Aunque era muy joven sabía manejarse muy bien, mas con hombres mayores, estos generalmente consentían la mayoría de sus caprichos, sabían que la recompensa valía la pena. Hacia de todo, le decían La Grillo.
Si la niña hubiera sabido lo que el animal tenia en mente, probablemente se hubiera meado del miedo, cuando se bajo del carro se dio cuenta que la casa a la que la había llevado estaba casi en ruinas. Le dijo que ella conocía un Motel cerca de ahí donde estarían mas cómodos, pero el respondió que acababa de comprar el lugar y lo quería estrenar con ella, que pensaba reconstruirlo. Al entrar se dio cuenta de aquel olor, le recordó al tufo de las carnicerías del mercado cerca de donde trabajaba su mami, no dijo nada por que sabia como eran estos viejos, siempre tratando de hacerse los millonetas aunque fueran unos muertos de hambre. Comenzaba a sonreír un poco pensando en lo ridículo que era llegar a coger a un lugar así, cuando sintió el primer golpe, se estrello contra el suelo de boca y cuando se dio vuelta ya lo tenia encima, sintió sus manos en el cuello, la ahorco hasta casi exprimirle la vida, cuando ya casi no se movía le arranco la ropa, mientras la violaba la seguía golpeando y gritándole mierda tras mierda, casi se ahoga con sus propios dientes, después todo se le fue poniendo negro…
Despertó de repente, el dolor le subió desde el vientre y la desgarro por dentro, apenas alcanzo a ver el cuchillo cuando volvía a caerle encima, las próximas horas fueron eternas….
Juan Pérez llego a su casa con el pelo todavía mojado y con un delicado halito a loción, no podía disimular su alegría, la sonrisa se le escapaba de la cara, se sirvió un trago y se fue a platicar con el espejo, tenía tanto que contarle….
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