En la urbe magnificente, la casa de los muertos la llamaban, un lugar aterrador para todos nosotros, pero yo mucho antes vivia alli, solo que estaba vez algo habia diferente, ya no era aterradora, y yo ya no era tan valiente.
Recorria las escaleras internas junto a un tremendo vacio, cada escalon representaba algo nuevo, algo extraño y excitante, mi destino era llegar al tercer piso, pero el por qué, aun no me es muy claro, 20 escalones me separaban de aquel destino y en el 14 o 15 fue cuando te vi, y te soñe, y te lo dije, pero tus palabras fueron confusas, no sabias como decirme que no, por que deseabas con todo tu corazon que las escaleras jamas terminaran, pero juntos ahora subiamos hacia un destino extraño para ambos, por que los dos sabemos que la ciudad esta cambiando, que las casas estan huyendo hacia un mejor mañana, que los arboles mueren cada dia por que nos odiamos frente a la marcha interminable de ancianos y niños que no enseñan que hay que aprender a querer, que hay que aprender a esperar y a mirar mucho mas alla de lo que podemos alcanzar, pero no nos deteniamos y seguiamos subiendo, fue cuando entonces escuche el trueno innecesario con el que llega la tristessa, aquel dolor que mi atacante habia sentido tambien, el impacto de bala que me propino el sargento me llevo hasta los limites de mi cordura y cabe tambien decir que hasta el balcon del tercer piso, la fuerza de mis brazos era desproporcionada y no tuve otra solucion que aferrarme a la madera tal como me aferro ahora a las esperanzas de vivir, por que luego me solte esperando que el olor del sufrimiento te llevara frente a mis ojos que observaban el techo del edificio, queria que ese dolor nos uniera pero luego entendi por que subiamos y por que yo cai, entraste a la habitacion del sargento y nunca mas saliste... y aun me aferro a vivir, y aun me aferro a esperar a que salgas y me bese, aun espero aqui en el piso |