II. Las Imágenes
Aquella hilera fue cada vez más pequeña, sin embargo esas pequeñas voces comienzan a crecer en magnitud, definidas. La sensación de llegar a la gran puerta. De pronto un gran estruendo comienza a hacer eco en las paredes invisibles del lugar, el sonido de un despertador. El silencio posterior fue absoluto, proseguido nuevamente por las voces, las malditas voces.
- ¿Puedes ver las imágenes en tu mente? - ¿Puedes sentir el peso de ellas sobre tu conciencia? – dijeron estas.
Nuevamente su interlocutor le habló, explicándole hacia donde se dirigían ahora, este es el lugar más importante, dicen que aquí te encuentras con escenas tu pasado, cada una de estas es como una gran puerta y una prueba la cual debes sortear para llegar a la siguiente, creo que te has dado cuenta que la primera ya está a tus espaldas.
Decidió dejar de caminar, se sentó en el suelo, terminando con la espalda apoyada comenzando a escuchar nuevamente aquella voz.
- Recuerda que nada de lo que ahora vez realmente existe, es tan solo el reflejo de lo que te ha traído hasta aquí, no es más que la inmensidad de tu conciencia, ¿el amor?, ¿el humor?, ¿la confusión?, ¿cuál te representa?, ¿qué ves ahora?
- voces apacibles, murmullos escucho a lo lejos, los colores llenos de vida, aquellas flores asomándose por el inmenso jardín, reflejos cristalinos, sin embargo un cielo amenazante y oscuro
- trata de reconocerte dentro de este lugar armónico y febril, quizá encuentres una salida
- Ahora una violenta lluvia de extrañas gotas, espesas, agudas como flechas, caen desde el cielo, destruyendo todo a su paso, clavándose entre este lugar, aquella belleza ya no existe, sólo caos en un cielo que ahora se despeja y llena de colores, el horizonte, cada vez más híbrido, se comienza a nublar hasta desaparecer, inundado nuevamente por la penumbra tras abrir sus ojos.
Aquella imagen de alegría y destrucción comenzó lentamente a llenarse de sonidos agradables a sus oídos, el cantar, muy a lo lejos, de pájaros contrastaban aún con el caos formado anteriormente, le bastó dar solamente unos pasos para comenzar a escuchar el murmullo de un niño, esto le hizo ir un poco más rápido, sin embargo la pequeña voz no parecía acercarse, manteniendo su intensidad.
- ¿Qué hay frente a mis ojos incólumes?, ¿Quiénes son los que me acompañan ahora?. De pronto creo sentirme junto a una muchedumbre amistosa y ansiosa de escucharme, por fin aquí un sentimiento de armonía que, desde las entrañas, se aflige por salir, por fin aquí la alegría agobia estas paredes sin color.
Nuevamente todo comienza a desvanecerse y el silencio vuelve a inundar esta interminable galería de sensaciones encontradas, siendo cortado solamente por la voz de su interlocutor.
- No te engañes – le dijo – recuerda que son sólo imágenes en tu mente, es el vicio de la ignorancia, sin vida ni alma te dejará una vez que te encuentres con la realidad, tu realidad, como la de cuantos han pasado por aquí, algunos aún deambulan sin rumbo, de ti dependerá no ser uno de ellos.
Nuevamente el silencio se hizo presente, nuevamente ahogado por la penumbra y el desconcierto, el cual fue mayor cuando, a lo lejos y acercándose con sus pasos, encontró la silueta geométrica de un cubo de grandes dimensiones, una vez frente a sus ojos se sintió atraído a entrar en ella, a pesar de aquel deseo incontrolable él no quería entrar, finalmente se vió dentro de aquella figura perfecta, vencido, a partir de ese momento comenzó a sentirse cada vez más extraño, sus pies parecían flotar, miró en la dirección por la cual había entrado, dándose cuenta que ya todas las paredes eran perfectamente iguales, la desesperación comenzó a inundarlo, sus manos comenzaron a transpirar y su respiración comenzó a ser cada vez más intensa, las paredes comenzaron a encogerse lentamente con lo cual el aire fue cada vez más escaso, sus ojos comenzaron a caer lentamente y terminó desvaneciéndose.
Una vez que despertó comenzó a escucharse, a lo lejos, el sonido de un río, caminó intentando acercársele, el eco del agua comenzó a crecer, convirtiéndose nuevamente en infinitos murmullos, esos malditos murmullos, clamando por una salida, encerrados en un lugar totalmente indeterminado y guiado solamente por la intensidad de su sonido. Poco a poco comenzó a reconocer ciertas voces, al parecer de gente muy cercana pidiéndole ayuda, buscando una salida, tal como él la buscaba, con la única diferencia que se encontraban en distintas orillas de este río casi imaginario. La voz de su interlocutor apreció desde muy lejos diciéndole que tales voces no eran más que la propia, multiplicadas tantas veces como situaciones de injusticia sintió e hizo sentir a otros, cada una de estas representando las orillas del río.
- Ellos claman por libertad – díjole su interlocutor – esa que les pertenece y ahora se encuentran atrapados tras las aguas, esperan por ti, alguna explicación, algo que los libere de aquel encierro injusto, es tu inconciencia, tu vida anterior, la que los mantiene al otro lado de las aguas y a ti dentro de esta penumbra, has perdido tu visión de la realidad, no eres más que una de tantas voces inmersas en este lugar interminable, tal como esos que te indicaron como llegar hasta aquí, el juicio de tu ignorancia te tiene atrapado en este lugar, infinito como el peor de los laberintos, he aquí la última de tus pruebas, quizá la más difícil, luego tu destino volverá a tomar su camino.
De pronto sintió unas ganas incontrolables de caminar, en todas direcciones, también correr, quizá por cuanto tiempo, eso no lo sabemos; caminar por pasillos, también por senderos aún oscuros y llenos de interrogantes, quizás más que las que tuvo al inicio de este viaje fatal, intentando eludir a su interlocutor, eludiéndose a sí mismo, en cada paso, en cada palabra al aire, aún espeso. Poco a poco la sensación de estar acercándose a una pantalla de dimensiones gigantescas, comenzó a correr mucho más rápido, de pronto esta se enciende, mostrando una multitud de sombras y un fondo de aspecto plomizo, las sombras comienzan a caminar en dirección hacia él con lo que, nuevamente, intenta correr más rápido, sin embargo no parece acercarse y aparecen en esta pantalla, una tras otra y rápidamente, una infinidad de cuadros, apenas perceptibles, finalmente la figura de un hombre de edad avanzada.
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