Huele a sangre tu amor, sabe a lágrimas tu destino. Apagaré tu clamor cuando se haya acabado el vino. En la oscuridad te poseo, rehusando tu alma, acallando el deseo, incendiando la cama. Veo el flirteo en tus ojos, el vaivén de tu ser. No quiero sueños cojos si tengo nuestro placer. Verano sediento, calor que desespera. Un último aliento con carraspera.
Texto agregado el 07-03-2005, y leído por 170 visitantes. (0 votos)