Tapa dura y rústica, color rojo.
El dibujo de una nena frente a una pizarra negra donde la a, la b y la c, se discutían la primacía del abecedario escrito en tiza blanca (pizarra negra, de cuando aún el negro no había entrado en la discusión con el verde, por el descanso de la vista de los alumnos en los colegios).
Muchísimos no conocen a Upa, como no la conocen tampoco a ella.

De impecable guardapolvo blanco, bonitos anteojos de marco negro, aroma a fragancia suave y el maletín de cuero marrón entre sus dedos.
Ambos, libro y maestra vivieron en las escuelas de las provincias argentinas allí por la década de los cincuenta y sesenta.
Upa era el primer libro de lectura en el programa del Ministerio, y ella, la encargada de develar sus secretos.

El colegio era por la mañana.
Y después del almuerzo las tareas.
Claromecó, la pequeña ciudad junto al inmenso Atlántico donde viví mi infancia y guardé los recuerdos.

El comedor diario, de techos altos, fresco en verano, frío en invierno.
En esos inviernos junto al mar donde el aire se mezcla.
Mezcla de pinos, pescado disecado, mar y arena y estufas de querosén por las tardes de silencio y viento húmedo y frío de esos inviernos.
Y allí estaba, el cuaderno forrado en papel araña, la cartuchera y Upa, con la voz de la maestra rondando por la mente.

"No hay que leer de prisa, la atención no suele realizar carreras. Cuando la obligas a correr por las páginas, va quedando retrasada".- decía.
"Llega un momento en que ella anda por una página y ustedes por otra. Hacer la lectura en reposo, el ambiente que mejor conviene a Upa es el reposo, deben aprenderlo de a poco, tomar su parte mejor , leer lo que necesiten conocer a la hora en que la atención está dispuesta".- y agregaba "solo a las ratas de Lafontaine les es dado royendo libros hacerse sabias hasta los dientes".- (solo hoy entiendo algo de estas ratas, ratas que en aquél tiempo buscaba por las paredes y me hacían subir los pies sobre la mesa).-

Y allí hacíamos la pausa.
Llegaba la hora del mate cocido y el pan con manteca, ese pan que se mojaba y se desarmaba tibio y suave entre nuestros dientes.
Un rato de payanas, bolitas, bicicleta o trepar al médano. Y la vuelta al comedor de diario.

Para: "leer por partes, comprendiendo y asimilando, un libro leído a la ligera, no deja rastro en la memoria y si no lo deja es inútil".- y agregaba la maestra otra cita: "alimento que se recibe con tal precipitación, ni nutre ni aprovecha" (Séneca), pero como no entendíamos aún a Séneca completaba pícaramente: "cuando se enamoren y besen a una chica, verán como disfrutan mas del sabor de su boca, si la besan de a poquito, suave y placenteramente" .-y allí entendíamos bien...

Mas tarde nos fue enseñando las reglas.
La lectura del estudio, que respondería a la cultura y vocación y nos encaminaría la personalidad de acuerdo a esa elección.
Las lecturas complementarias, que afirmarían la comprensión de las anteriores.
Las edificantes, aquellas que modelarían y reforzarían nuestra personalidad, entre las cuales habría que poner de entrada las biografías.
Y las lecturas de distracción, que no poseen reglas, son aquellas que simplemente regalan curiosidad o entretienen momentos.

Y con las lecturas fueron pasando los años y los tiempos.

Y con los años y los tiempos, uno advierte que existen muchos Upas, con distintos nombres en el inicio de la pasión por cualquier arte, sea lectura, escritura, pintura, música etc.
Y advierte también que dentro de las páginas de estos Upas viven mundos.
Revoluciones de días.
Letras que se confunden con lo cotidiano.
Palomas respirando dormidas.
Estrellas, estufas, infancias, adolescencias, mares y arenas.
Adentro de cada uno de estos libros de tapa dura o blanda, que después fueron casettes y ahora c.d., internet o como se llame en el futuro, vive siempre una persona.
Una persona que los crea.
Una pasión.
Un don Quijote pensando y elaborando el crecimiento.
Pensando y elaborando, con rasgos de maestra, guardapolvo blanco y preparada para dibujar la a, la b y la c.
Gracias mil a todos esos libros, a la pasión y a todas ellas.


(*) Esto solo intenta ser un bosquejo, un homenaje a la pasión de aprender a leer en este primer día de clases aquí en esta parte del universo.
Dentro de esta página existen, no solo excelentes profesores y maestros, sino además una muy alta calidad de lectores y cuenteros.
A ellos "Upa primera escuela" pide perfeccionar con sus comentarios este bosquejo.
Nuevamente gracias.