Inseparable amigo del desvelo;
confesor de mis culpas y mis penas;
cuidador y guardián de las esquelas
escritas con mis dedos en tu cuerpo.
¡Cuanta poesía vertida en tu memoria!,
¡cuanta música oída sin concierto!,
cuanta frase, caricia, sentimiento …
lanzado al viento escribiendo mi historia.
¡Cómo prescindir ahora de tu amistad!
donde yo vaya caminas conmigo
considerándote algunos, mi mitad.
Por ello al viento y a voces lo digo:
Te quiero siempre junto mí, ¡de verdad!
Teléfono Móvil … mi buen amigo.
Texto agregado el 06-03-2005, y leído por 114
visitantes. (0 votos)