La lluvia de estrellas de las Perseidas se repite cada año alrededor del día de san Lorenzo (12 de agosto), de ahí que se conozca popularmente como las lágrimas de san Lorenzo.
Los aficionados a la astronomía podrán disfrutar en las próximas noches de una espectacular lluvia de estrellas fugaces gracias a que el cielo estará despejado por la entrada de viento del norte y oscuro por la falta de luna.


Así fue. El cielo estaba repleto, no sólo de fugaces, también de inválidas. Quietecitas en su sitio pero parpadeando como locas. Parecían llamar a las fugaces para que las rozaran al pasar, y así les soltaran un poquito de polvos mágicos que les dieran alas para alguna vez poder volar.


No, no os vayáis nunca, por favor. Si os vais en busca de las Perseidas yo me quedaré sola.
Viéndoos anoche pensaba que somos gilipollas, las inquietas fugaces están bien, pero, salvo que se mueven y que son tan coquetas que sólo se dejan ver un segundo, no tienen nada de especial que no tengáis vosotras. Joder! Como estaba el cielo.. oscuro, pero limpio, un azul-negro que empezaba más azul por el horizonte y se pasaba de cabeza al negro al llegar al techo, al cielo, que a la vez es él… qué lío… bueno...que era acojonante.


Viajar, está bien, pero hay viajes que suceden en un jardín, y te lo aseguro, puedes ir muy lejos… De noche, con gente querida al lado. Al principio estaba con ellos, pero luego me marché… sin moverme de mi sitio, como las estrellas “normales”, empecé a parpadear y de repente me fui, despegué de la tumbona y me monté en un avión.


Uno de los niños que estaba a mi lado, confundió un avión que volaba muy alto (de esos de los que sólo se ve una lucecita blanca) con una estrella fugaz. “Mirad esa qué grande!!” …. “Nooo, Ignacio, eso es un avión”. Qué listillos somos los mayores. Eso también era una estrella. En teoría la gracia de ver las estrellas fugaces, además del espectáculo en sí, es que pides un deseo por cada una, y ese día te puedes poner las botas. Así que yo me agarré a esa que no era y pedí el mío… quiero subirme a ese avión…


"Quiero volar, lejos de aquí escapar.
Dime, mi bien, quién me llorará
si me dan alas y echo a volar.
Quiero dormir, no quiero despertar,
quiero ser la lluvia al otro lado del cristal,
quizás alguien me espere en la oscuridad".
(ismael serrano)


Pero no funcionó… y me desperté en el mismo lado del cristal. Allí cerca estaba mi pequeñín, le pregunto: “Qué tal Alvarito, cuántas has visto?” – “ Doce” – “Qué guay, y has pedido muchos deseos?” – “No, he pedido doce veces el mismo”
Entonces me di cuenta de que aún es un niño, es respuesta de niño, esa respuesta te llena y te da fuerzas para por lo menos poder levantarte de la tumbona e irte a la cama. Levantarse al día siguiente ya fue otro cantar. Y yo aquí sigo, con mi deseo incumplido y esperando mi avión…