Ayer vi una niña pidiendo limosnas cerca del cerro Santa Lucía. Su aspecto era muy curioso. Por un lado, tenía unos ojos verdes azulados que encantaban a medio mundo,- yo creo que no era tanto por el color, más bien su brillo, su aspecto y su mirada-. Por otra parte la niña llevaba ropas andrajozas llenas del polvo de la vida y la ciudad. En algún lado ella recordaba los placeres, la buena vida, lo mal criada que era y a su gran amor. Él era un tipo muy peculiar, tenía una mirada firme como la de un guerrero audaz e inteligente, incapaz de amar a alguien(así decían). Se conocieron también de manera singular, qué más da!! En su mente el vivió, vive y vivirá; ella al recordarlo sonríe y llora, ella no quiere dar más detalles.
Siente como una moneda cae a sus pies, un caballero amable se había apiadado de ella; agradecía el gesto. Poco a poco aprendió a valorar este tipo de cosas.
Ella era afortunada saben? La gente la adoraba, la encontraba muy chistoza (debería dedicarse a contar chistes) e irradia una sonrisa que encanta, el mundo la aceptó. Ella cree en cosas ingenuas, es un poco utópica; creerá siempre en un amor , aunque no muere por aquél; juguetea, coquetea, quiere hasta se enamora, pero un fulano peculiar siempre llevará el apodo de amor eterno, aunque no lo sea.
Ella ya no es pobre, no se conforma con sobras..
Ella está un poco loca, no creen?
Ella va radiante por la vida.... |