El Pibe delfín para la gente parece un monigote despiadado, se lo ve manejando el arado descalzo y sin velo o sombrero. Insolado y vapuleado de pie a cabeza, lleno de callos en sus manos y más en sus pies. Ahogado en la llanura con el cinto de hilo enrojeciendo sus caderas y usando su bronca como fuerza para empujar la reja con las lentejuelas desafiladas. El pibe delfín se siente víctima de su propia vida y letras.
Una vez le dije: llegó la hora de que no te compliques tanto pibe delfín, tienes que comprar nuevas herramientas y que el agua fresca calme tus heridas. Entre la alcantarilla y el lujo dormirás feliz y sin llorar, lo sembrado pronto se cosechará; por suerte la ansiedad de que ese día llegue te mantiene vivo.
Pibe delfín... pronto tendrás en tus manos el fruto de tu esfuerzo y dedicación. Ya vas a saber cual es el gusto de esa lujuriosa ambrosía que desde tu boca pasará a ser la sangre de tu corazón.