Cuanto ha sido el tiempo
al esperar con suma paciencia
y buscarte en esta inmensa ciudad;
mientras conversare como loco, con el viento
advirtiéndome no hablar de, ni formar parte de.
De aquellos que se rindieron,
aquellos que perdieron sus esperanzas
con tragos de por medio distorsionando sus visiones;
donde sus sueños vuelan sin alas algunas.
Los días transcurren sin cesar
pero sigo tratando de verte;
y no hace falta tanto recordar
la importancia de la soledad,
basta salir de este lugar
enfrentando la deidad de los demás.
Pero tu voz calma mis días agitados
tu risa crea la magia de pensar en ti;
entre noches largas, con madrugadas heladas,
y a veces prisionero de los sueños en desveladas.
Tus pensamientos desnudan a lo largo, mi sinceridad
tus vestigios guían mi paz
enseñándome a resolver cada problema, por venir.
La calma vuelve a visitarme,
cuando apareces de la nada
encendiendo una fogata dentro de mí;
y tras los ventanales, la soledad se ensaña
al tratar de entrar, viéndome que estoy lleno de felicidad.
Tu compañía alimenta mi alma
tu compañía me alienta escribir diversas líneas;
el egocentrismo de los demás, no arrebata
mis gana de seguir componiendo,
alguno que otro verso ó rima,
y se alían a los acordes de mi composión.
Pero aun trato de verte, continuamente, en mi mente,
tras sueños que siguen pensando en ti,
mientras mis sentimientos se alimentan de ilusiones
porque eres el motivo, de seguirte viendo.