Hoy estás de cumpleaños, mujer de cabellos ondeados y rostro de facciones suaves.
Desde mi escritorio de la oficina que compartimos cada día, y en un abrazo de cumpleaños que te envío a la distancia, me detengo un instante en las labores diarias para reflexionar las cosas que sí son importantes en la vida, vivencias que hoy rescato de tí.
Y tú, mujer de sueños simples, de alegrías fáciles, de risa alegre y sonora que envuelve diariamente nuestras horas, de pronto nos das una lección de vida que debemos aprender.
La eterna romántica, que en sus tardes de regreso en el hogar, disfruta de lo bello, y de las cosas sencillas.
A ti, que en silencios perpetuos, de minutos ocultos en esos momentos que son solo tuyos, gozas con permanecer bajo la sombra amigable de tu parrón, en una tarde tranquila, de fumarte con relajo un cigarrillo mientras el humo perfumado se desprende y vuela hasta desaparecer entre las hojas de las parras. Así también dejas volar tu imaginación, hacia el mundo de los sueños que tienen costo cero, de las ilusiones y esperanzas que alimentan el alma.
La que al llegar a su hogar instalas en tus labios la sonrisa que permanentemente revolotea en tu rostro, al disfrutar de tus calas, de tus flores, de tus enredaderas, de la tierra mojada, del aroma del jardín al regar tus sueños de colores sobre ese verdor de la naturaleza, que han creado tus manos con tanto amor.
Y en ese lugar que es tan solo tuyo, en tu cuarto, conjugaste la mística de tus anhelos de mujer, con la niña de alma hippie que también pernocta dentro de tu corazón.
Ese espacio de paredes azulinas y cojines amarillos, de cortinas de arpillera, que conforman tu isla, tu escondite secreto, tu refugio encantado, envuelto en una misteriosa atmóstera de fantasías, donde disfrutas de lecturas perpetuas, de las notas musicales que permanentemente llenan el aire rozando suavemente tu alegría de vivir, iluminada tenuemente por velas de coloridos mágicos, donde no puede faltar el aroma dulzón de los inciensos que se adhiere para siempre en tus momentos.
Mujer de sacrificios y dolores, de sufrimientos olvidados, de recordar lo que realmente importa y hace crecer el espíritu.
Y así caminas tu vida diariamente, dejando atrás las angustias físicas, que han sido reemplazadas por tu risa, los anhelos cumplidos de haber visto crecer a tus dos hijas, a fuerza de esfuerzos que en el tiempo y en las horas transcurridas has sembrado en el camino.
Has sido madre y ahora eres abuela, cosecha que ha dejado preciosas huellas en tu vida. Y ver ese brillo de tus ojos, que surge cuando hablas de la Jose, cuando me cuentas de la Maca y también de la Jesús, son momentos que yo guardo dentro de mi mochila, esa que permanece dentro de mi corazón, donde sólo dejo entrar las cosas importantes de la vida, que son tesoros que yo guardo para mí.
Te veo ir y venir por la oficina, sin imaginar siquiera este homenaje de letras salidas de mi mente, luego de un momento de riqueza total para el espíritu que construimos hace un rato, yo escuchándote y tu hablándome de ti.
Continua así en tu senda, mujer, madre, abuela, amiga, que tu sonrisa no deje núnca de volar cerca de ti.
Y yo, me quedo ahora en silencio, trayendo de vuelta mi mente a la oficina, pero sintiendo aquí muy dentro, que hoy aprendí una gran lección.