Desde todo el hermoso tiempo
que te conozco te puedo describir
como la gota que derrama mi
corazón, al caminar siento todo
tu calor sobre mi, ese calor que te
mueve, me lleva, me toca y me
quema, porque lo que siento por
ti es mas fuerte de lo que siente
Romeo de Julieta, es un dolor especial
que al final se vuelve amor, un amor
especial como tú, especial como tu
forma de ser, especial como tu forma
de actuar. Tú, que eres la flor
que esta entre el desierto, eres el
agua cristalina que sobresale del océano,
que baña el valle desnudo, desnudo como
tu cuerpo cuando estas en tu aposento
acariciando la acaramelada piel morena,
esa piel que tu cabello acaricia, tu cabello
como látigos de amor que atraviesan mi
corazón, un corazón que no esta preparado
para esto, no esta preparado para el
amor, para esta experiencia que revive
la razón de mi existencia, porque solo
existo por el amor y la libertad, dos
grandes cosas las cuales tu me das.
El amor... platónico, pero amor en verdad,
que hace hervir mi sangre, que me hace
ver la luz, la luz de la esperanza que me
guía hacia tu corazón y por esto en este
poema me puedo expresar, puedo expresar
todo mi aprecio por ti, que tu sola voz
me hipnotiza, tu voz que pasa por esos
labios, labios gruesos y sensuales
que cualquier hombre gustaría acariciarlos
con sus propios labios, esos labios que
acarician el aire que atraviesa y roza
lentamente cuando pronuncias esas
palabras que se convierten automáticamente
en versos creados de tu corazón, versos
que nacen de tu alma que se interpreta en
tu cuerpo, un cuerpo de ángeles que fue
creado por dioses y envidiado por Afrodita,
ya que no hay cuerpo más perfecto y
sencillo que el de una mujer de ojos
de almendra y mirada sensual y divina
llamada por sus padres como un ángel en vida.
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