La Tarde Del Intercambio.
En esa tarde las nubes pesaban, gordas de gamas grises, la lluvia aturdía la acera, pero todo esto pasaba desapercibido por mi preocupación, debía vender los últimos tres gramos de cocaína que me quedaban. Los días habían estado últimamente acosados por policías, se amontonaban como moscas sobre lo ya descompuesto. Y hacían mi trabajo cada vez mas difícil. Llegue a las veintiuna con treinta a la esquina acordada, bajo la visera de la botillería abandonada, la calle estaba dormida, y por sus extremos corrían pequeños riachuelos de aguas lluvias de color café. Toda esa agua aunque corriera por siglos jamás arrastraría toda la mierda que había en esta ciudad. Todo mi análisis fue cortado por la frase, “¿Traes la merca?”. Yo me di vuelta y vi al sujeto que hablaba, era un normal adicto con su cara desfasada en la realidad. Le respondí .-yo tengo lo tuyo, ¿tu tienes lo mío?. El asomo levemente una de sus manos del los bolsillos y dejo mostrar la punta de un billete. .-hagamos rápido esto que yo ya me largo, dije con voz de atareado. Me acerque para hacer el intercambio, y cuando estábamos en el flujo de materias el adicto de el otro bolsillo saca una navaja y me la clava en el abdomen, caigo al piso y veo como el huye con la cocaína y el dinero.
Apreté mis manos a mi estomago y toque el arma enterrada en mi con delicadeza, mis manos se empaparon en sangre, estaba sobre la vereda y de mi hacia la calle corría la sangre, y se distorsionaba con los goterones de la lluvia. La visión se tornaba borrosa y veía que en mi paisaje solo existía yo.
Y mas al rato, ahi, solo existía paisaje.
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