Voy a contar una historia ¡Increíble! ¡Intrascendente!
Que no tiene sed de gloria ni habla de mucha gente.
Hoy hablaré de un zapato y de un vestido roto
De los tres pelos de un gato y de unos cuantos corotos.
Ellos no tenían estilo, Género, Forma o Figuras
Para hablar unos con otros de arte y literatura
No sabían de escritura, ni ortografía ni tropos
Mucho menos de cultura porque estaban medio locos
Ellos no eran eruditos, literatos o muy sabios
Porque no tenían oídos, ojos narices o labios
Sus diálogos y monólogos tenían sus sin razones
Formados con estructura para construir galpones
Esta historia, yo no sé si es un cuento o un poema,
si en novela narraré o la canto en epopeya;
No se si será muy corta o muy largo se relata
Ya dirán los entendidos de que cosa aquí se trata
Si es drama o alegoría ¿será entonces un ensayo?
Pues los pelos son de gato y no son pelos de rata
¿Es metáfora o parábola? ¿Retórica o es ficción?
Esta historia tiene cola y llegará hasta El Japón.
El calzado del cual hablo tenía una gran misión:
Andar de un lado hacia otro, sin prisas sin son ni ton
Sin buscar ningún destino que pudiera un día contar
Caminando por la vida, caminando sin cesar.
Saltar, caminar, correr, haciendo lo mismo a diario
Al terminar la faena se guardaba en el armario.
Atestado sin espacio y apretado por un radio
Se quedaba tranquilito con otros del vecindario.
Al vestido lo colgaban en parábolas, metáforas
Con retóricas hipérboles: Entre esdrújulas y graves.
El gato vivía escondido detrás de prosas y versos
Y sus pelos se paraban por temor a lo perverso.
Dormía sobre la ropa y allí dejaba sus pelos
El pícaro se escondía donde no pudieran verlo.
Empezaré mi relato con muchas contradicciones
Para que un día no digan: Vestidos ¡No pantalones!
El zapato que describo No es el de Cenicienta
Más, tiene suela y tacón de eso que transparenta.
Fue a casa del zapatero a ponerse una tapita
Quedó como alfiletero y rompieron su puntita.
Como no tenía pareja se sentía solitario
Ya no caminaba recto, se iba de medio lado.
Ya se iba dando tumbos y andaba del timbo al tambo
Con tantos clavos, sin par, casi se iba arrastrando.
Saltando por los caminos andaba trastabillando
Parecía un borrachito sin darse el gusto del trago.
Al llegar hasta el armario donde vivía con otros
Se acomodó como pudo al lado del radio sordo.
No podía estar tranquilo porque ahora había un bolso
Ni sabía como hacer para quedarse en el fondo.
Resbaló sobre el vestido entallado, en el armario
Asustado y con maullidos el gato salió brincando.
El vestido se rompió Y el gato largó el pelero
y el zapato fue arrojado al fondo del basurero.
Ya dirán los entendidos si esta Historia es importante
Y juzgarán eruditos ¡Que podría ser más brillante!
Letrados y licenciados, los poetas y cantantes
Y todos los trovadores hablarán de su desplante.
Así termina esta historia del todo insignificante
Que contarán a sus novias, a las amigas y amantes
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