NOCHE DE INVIERNO (observando el mundo desde un espejo)

I
El cielo me saca una foto con flash
y yo salgo estupefacto,
con los ojos rojos,
mirando a la cámara del mundo
con cara de imbécil.

II
Noche invertida,
como puede constatarse en el primer acto,
pues yo no soy el espectáculo,
ni la noche es el día,
pero aún así se me sigue fotografiando
y la oscuridad, incomprensiblemente,
se hace luz en un milisegundo.

III
Ya no hay cámaras en la noche,
la tormenta de fotógrafos ha terminado.
Mi rostro, que gozara de fama mundial por
un par de minutos,
perpetúa sus facciones infraestúpidas
y el espectáculo del cielo se detiene en
un gemido de nostalgia
y de completa admiración intraocular.