Cuando el dolor se cubre
de zapatos viejos
que nos golpean en la cara;
la sangre
en su instinto de supervivencia,
escapa hacia las vías
del desenfreno;
la sangre
peligrosamente exhausta
se adormece
en algún infierno desconocido
y espejismos abiertos a su cuerpo
golpeado
le abrazan el corazón
hasta que cesa de latir.
La sangre
se amontona
en el umbral del no ser
y se olvida
de los zapatos viejos;
lentamente se aquieta
y estalla
dejando una mancha
de sangre
en la alfombra vieja...
Texto agregado el 28-02-2005, y leído por 181
visitantes. (3 votos)
Lectores Opinan
14-03-2005
Estas bellas palabras describen con extrema pasión el dolor y la soledad, muy duro, muy intenso. mandragoras
04-03-2005
me gusto, esta genial aannttoonn
28-02-2005
El umbral... como si nuestra vida se compusiera de claroscuros y destellos, y puertas y escaleras como las de Piranesi. Se extraña ver por estos lados escritos con sangre (y fuego).
Saludos Pablo_Rumel
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