Me basta con decir tu nombre y olvidarlo todo. Cerrar los ojos y descubrir la pureza de tu memoria.
Puedo entonces imaginar que llueve, y que la lluvia deshace las montañas mientras tu respiración crea una suave brisa.
Abro los ojos y descubro los tuyos tiernamente cerrados. Intento refugiarme en tu pensamiento hasta que al final me miras y clavas tus pupilas en las mías.
Pienso entonces en lo feliz que me haces, lo que siento estando contigo y deseo un amor eterno, indestructible, creciente, puro, VIVO.
Texto agregado el 29-07-2003, y leído por 193
visitantes. (2 votos)