Porque siempre me pensaste y un día fui deseo.
Porque un nombre me signó desde la misma concepción.
Porque tuve nueve meses como hogar tu dulce vientre.
Porque el llanto dejó de ser anónimo una vez que gimió.
Porque meciste entre tus brazos mi pequeña existencia.
Porque guiaste aún mis pasos de la mano del amor.
Porque le diste a mi vida el sabor que amamantaste.
Porque nadie sabe tanto de dolor, esperanza e ilusión.
Porque Dios te ha elegido simplemente como Madre.
Porque me enseñaste que en el mundo no es feliz el que no amó.
Porque juegas con mis ojos y acaricias con tus manos.
Porque siempre soy latido de tu hermoso corazón.
Porque nadie se preocupa como tú cuando me pierdo.
Porque guardas en tu alma mi secreto y mi pasión.
Porque todo se hace nada al lado de tu rostro.
Porque el hombre no comprende lo que la Madre engendró,
es que me sumerjo en el destino de estos versos
que no son más que un nuevo parto que ha nacido de tu amor.
Porque Dios te ha elegido Simplemente como Madre.
Porque nada es tan hermoso como una panza en contracción,
es por eso Madre mía, que difícil es no amarte,
si hasta lágrimas derramaste al sentir aquel dolor...
dolor que pasó a ser historia y una dulce melodía.
Porque un niño había nacido y en tus brazos estaba Dios.
Texto agregado el 28-02-2005, y leído por 1269
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Lectores Opinan
08-11-2006
El sexto voto con cinco estrellas es mío. ¿Sabés por qué mierda no te lo publicaron? ¡Por ésos pelotudos no tiene vieja! y, ¿cómo le decimos a estos engendros de la culturosa nada? Literalmente, "guachos". Un abrazo, tanta cerveza me hizo bien. Eduardo. jef