UN CUENTO ESTÁ AQUI
Un día me encontré a un viejecito que sentado en la banqueta tatareaba una canción. Sus vestiduras, rasgadas, mostraban el largo camino por el que había andado. Nada fácil es andar por la vida cuando esta te quita todo lo que te ha dado. Nada fácil es caer una tras otra vez y permanecer caminando. Todo deja cicatrices, y a este hombre algo más que las manchas en su ropa y las arrugas en su piel, algo más que el estar en la calle sin techo que lo proteja, ni manos que se extiendan frente a él para darle un mendrugo de pan. En su mente estaban inscritos las huella de una guerra , la sangre de su propia familia, el abandono de su gente, la explotación y el rechazo. Y cualquiera pensaría que era alguien muy infeliz, que debería maldecir la sociedad en la cual vive, que se arrepentiría del día en que nació, en el que vino a este mundo a sufrir. Que era uno más de los rechazados, de los marginados que solo esperan el día de su muerte para descansar. Eso pensaba todo aquel que estiraba la mano para darle una moneda…..todos conocíamos la historia, pero ninguno entendíamos. Pobre infeliz!-decía la gente, y eso quien se dignaba mirarlo porque se había tropezado con su zapato roto o sus huesudas manos que tenían entre ellas siempre un caleidoscopio.
Sin embargo, los niños del barrio corrían como atraídos por un imán hacia ese viejo barbado, sucio, pero con una cara de porcelana ennegrecida y arrugada por los años. Todos pedía desesperados observar por la pequeña rendija que tenía aquel aparato. En seguida comenzaban a reír y le pedían les contara un cuento. El viejo siempre accedía tales y tan desesperadas peticiones, reunía a todos a su alrededor y al final le pagaban con un gran beso en la mejilla, una sonrisa y hasta un trozo de caramelo, que él aceptaba gustoso. Esto se repetía todas las tardes.
Ayer me dió curiosidad, por qué los niños se arremolinaban a su alrededor de esa manera? Qué podían ver ellos que los demás no? Con pasos entre curiosos y temerosos me acerqué un poco. Quería escuchar el cuento que hoy narraría.
Y comenzó así… “Como todos los cuentos, bien contados- agregó-……Había una vez……… un país en que toda la gente era feliz, todos se llevaban bien los unos con los otros. Los príncipes y los caballeros andaban por las calles y arrojaban rosas a los pies de sus damas. Los niños corrían entre verdes prados y jugaban pintando sus vestiduras con las curvas del arco iris. El río, con paso apresurado reía entre las piedras. Y todas las tardes, la gente del pueblo se reunía alrededor de una fogata a contar las cosas que habían hecho durante el día. Los pequeños decían como una ardilla les había contado un secreto, los campesinos narraban como la tierra les alimentaba y enseñaban a alimentarla y respetarla también. Contaban como habían presenciado el maravilloso nacimiento de una nueva flor. Las señoras contaban como el oso había pasado a saludarlas a su casa para compartir su miel. Y el guiso tan exquisito que habían preparado ayudadas por la bruja del pueblo y siguiendo sus deliciosas recetas. Y aquí y allá se comentaba como el dragón de color rojo fuego ayudaba a cocinarlos. Así que todos daban las gracias por la comida que estaba sobre sobre sus mesas y compartían. Era entonces cuando el cuervo anunciaba el anochecer y la hora de descansar. Las hienas reunían a los niños para llevarlos a salvo a sus casas y el león traía al ganado de los pastizales para que ninguna se perdiera….así era en el país de “Está Aquí”, así se llamaba ese dichoso lugar.
Y al terminar su cuento, todos los niños reían y le decían al anciano, que si el de allá sería caballero andante de grande, que si el de grandes anteojos quería ser águila para volar por los aires, que la niña de pecas sería una hermosa bruja con gorro y todo, y el más pequeño sería un enorme elefante. Y todos reían. De pronto estaba anocheciendo y, no sin echar un último vistazo a aquel extraño caleidoscopio, corrían a sus casas.
Fue entonces cuando me acerqué a él y pregunté.-¿por qué engañarlos así desde pequeños?- . haciéndoles creer en cuentos que no existen, brujas y dragones que cocinan, animales que conviven con humanos! En el mundo real eso no existe y usted mejor que nadie debería saberlo. El viejo, solo sonrió y se alejó. Cuando ya se había ido, me senté en la banqueta pensado en el nombre de aquel cuento y aquel país. –fantasía inútil!- , pensé. Así que impulsada por una gran curiosidad lo tomé entre mis manos y me asomé por la rendija. Y la sorpresa fue ver aquel pequeño país tan real y tan palpable como el agua que moja al caer la lluvia! Era maravilloso!, un mundo de fantasía en la realidad del mío tan estropeado. Los niños salían a jugar conmigo de sus casas y aquel feliz anciano, tocando una flauta se acercó. Todos bailamos y cantamos. ¡La fogata, el oso, el dragón, la bruja y la princesa!. Todos………… “ estan aquí!” –grité! Si miras con ojos de niño a través del caleidoscopio mágico, entonces…….están aquí.
GLINDER
|