La Navidad, que trae consigo cuantas bellezas extraordinarias que reflejan nuestras sonrisas.
La Navidad, que espera cándida en el fin del año, entre ensordecedoras carcajadas, peinados, figuras y vestidos.
Las figuras que flotan en el aire, que saltan desde el cielo…
De entre todas, todas las Navidades que hemos vivido, será la última la que amague en nuestros corazones todo el calor del mundo.
Colará nuestra angustia, y nuestro dolor, y escribirá en nuestro corazón el principio de la historia que nos hará de cristal. De cristal helado, de crujiente y brillante cristal frio, duro y helado.
Nosotros, más cándidos que nunca, entenderemos el por qué de la esperanza. El porque de la constancia.
Se hace el silencio, que dura más bien todos los años, pero termina. Y se abre, entre figuras escarchadas, la ventisca, y todos los personajes de esa historia. Sonríen desde el abismo, que trepan.
Llegan para ofrecernos el poder de la inmortalidad, el poder de la fantasía, de todas las cosas que soñamos ser, y de cuanto amor y frío hemos aún de sentir.
No importa cuantos de nosotros seamos ciegos, mudos, y sordos de rabia. Porque aquí no existirá jamás. Aquí solo existe aquella pasión, la pasión que llamo interna. Por ser solo oída por aquellos que logran acceder al fondo de nuestro ser, o por aquellos a los que poseemos.
La Navidad, de blancas y blancas y blancas cortinas que ondean y ondean y ondean.
La Navidad, que nos hará siempre fuertes, altos y buenos. Seremos grandes. Para siempre grandes.
Existirá el valor, la fuerza, y para siempre los personajes. Sí, serán los más importantes de todos.
Ellos podrán gritar, y llorar, y escapar y caer. Pero serán sus risas y sus lágrimas las que nos harán llorar a nosotros, por encima de todas las cosas.
Cuantas sorpresas traerán, nos os lo vais a creer.
Lean "Los Nuevos Juguetes de Evelyn en la Feliz Feliz Noche Buena"
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