Hace muchos años
vi un roble,
sólo en una pradera campo.
Al rededor zorzales,
los caballos
y demás animales.
No se cuantos años tendría,
ni por qué el dueño del fundo
en ese campo lo mantenía.
Era majestuoso,
gigante,
de muchas edades
y recorridas
vidas.
Será que sus raíces
eran tan profundas,
que el costo de terminar
con su vida,
era aún mayor
que el pedazo de campo
que de ello se obtendría.
O quizás era el único,
árbol capaz de dar sombra,
en una tierra raída.
Que hermoso era ver correr
los caballos al lado de ese árbol,
a los animales arrojados
sobre el pasto,
descansando del sol agobiador.
Quizás deba convertirme en roble,
fortalecer raíces,
adorar la tierra,
sentirla, amarla...
Quizás pueda así, de nuevo,
seguir viviendo
mi vida.
|