Somos peces con metralletas
minando nuestro propio mar.






Como es que todo pasa.

Si estuvieran aquí sabrían que hacer.
Si estuvieras tú, con los basureros negros, llenarías del relleno de la almohada tu guarida.

Ya no sé dónde esconder lo que veo en la ventana. Se me acaban los lugares.

Ella se para y mira bajo la escalera. -Nunca se había visto él así-.

Nado.

Leo un título. Es una película. “ Sedo de (tus) ojos”

Estoy sentada frente a otro acuario. Es una construcción, y cada vidrio será una ventanilla que lleve a mundos conocidos, mundos que han sido explorados por las cabezas que lideran este plástico derretido.

Todos se pegan en corriente y elevan las construcciones que crean el resentimiento.

-Porque mi ventana no es igual a la tuya -dice Cristóbal-.

Despierto, son las seis de la tarde, y debo seguir buscando alturas, personas a quien contar lo que veo.

Romper la visión del acuario.
Eliminar el negro y los mundos blancos.