A ver, dónde nos habíamos quedado... os estaba explicando la fábula de la República de Barataria. Y hoy os tenía que explicar quienes eran los Misterios. Bien, bien, bien... estáis seguros? No tendréis pesadillas después? Como queráis... Veréis, los Misterios eran catorce...
El Misterio de Privatizaciones estaba en posesión de don Roderico Ratón y Figatova. Casado (con la señora Rata) y con tres hijos (los Ratones), era licenciado en Centro (una carrera que tradicionalmente se había llamado Derecho, pero que con el advenimiento del Pequeño Gran Asno se le había cambiado el nombre, por motivos oscuros para el común de los mortales). Tenía un master en Despidos Masivos y Esclavismo Neoliberal por una de las fastuosas universidades del Imperio de Freedonia, y recientemente había conseguido un doctorado en Desmantelación del Sistema Público por la Universidad de Mandril (la capital de Barataria). Dicha titulación provocó una seria polémica entre los reductos rojos del país (que, cautivos y desarmados, aún seguían dando la brasa), polémica que el Partido de la Pancarta intentó, sin éxito llevar a la calle, porque su excelencia el Misterio la consiguió ante un tribunal atado y amordazado, y con una tesis que negaba la existencia de un sistema público. Al estar los miembros del tribunal amordazados, no pudieron comentar la incongruencia que suponía plantear un sistema para desmantelar algo que se postula no existe, así que tuvieron que limitarse a darle el cum laude. El señor Ratón se consideraba firme candidato a la sucesión del señor Asno (y no, no es que me haya equivocado de fábula y os esté contando la de la Cenicienta).
La Misterio de Conflictos Diplomáticos, Armas de Destrucción Masiva Desaparecidas y Vergüenza Ajena era doña Ana de la Chabola de Queverderamivalle. De natural autista, dudaba de cual era su objetivo en la vida, así que, antes de llegar al Misterio, había intentado ser integrista, islamista, tenista, cuentista, alquimista, sofista, estadista, ciclista, tarotista, pianista y alpinista. No consta entre sus aspiraciones el haber intentado ser nunca ni que fuera un poco lista. Conocida por su buen gusto vistiendo (con las cortinas de la abuela), su obsesión por la limpieza (que llevaba hasta el límite de lucir siempre un estropajo en la cabeza) y su facilidad de palabra (de decir siempre la palabra más inoportuna en el momento menos adecuado, me refiero), su máximo logro al frente del Misterio, del que todos los baratarienses estaban muy orgullosos, había sido tensar las relaciones diplomáticas de la república con todos los países de su entorno hasta el punto de ruptura , sin llegar nunca a que ninguno de ellos les declararan la guerra (lo cual se atribuía a la intercesión de Santa María de la Cretona, de quien era muy devota y en honor a la cual llevaba sus faldas y foulards). Según las malas lenguas, mantenía una relación ilícita con el secretario primero del Emperador de Freedonia.
Don Chema Mediopueblo Cruiff era el titular del Misterio de Defensa, así llamado porque se dedicaba a presionar a los jueces para que defendieran todas las actividades del partido en el gobierno, por inmorales o ilícitas que esas pudieran ser. Para llevar tan magna obra a su fin, había decidido acabar definitivamente con la tradicional separación de poderes entre ejecutivo, legislativo y judicial, argumentando que ese no era un sistema razonable ni eficaz, dado que el que manda manda y aquí se acabaron las tonterías, coño ya. Entre sus subordinados directos se hallaba el Fiscal de la República, un siniestro personaje de quien se decía que era un zombi devuelto a la vida por negras artes y que atendía al nombre de Richelieu, y que fue quien dirigió la cruenta batalla contra aquellos malvados jueces secesionistas que aún defendían su independencia del gobierno. Os hablaré de esto más adelante.
En el Misterio del Viento de Levante y Guerra Preventiva aposentaba sus muy nobles posaderas don Frigorífico Trillado de la Higuera y García-Duque. Obsesionado por las mazas, los trapos de colores tamaño king-size, los aviones que se caían solos y las tragedias de Shakespeare, inició una guerra con un estado vecino nada más llegar al cargo porque sostenía que este les robaba la arena de las playas con la ayuda de las mareas, guerra esta que no llegó a más por la intercesión del Emperador, que en una sabia decisión salomónica decidió quedarse toda la arena, las playas y las mareas para él, de forma que así ya no se pelearan. En pago por dicho favor, su excelencia acordó enviar a la Brigada Mameluca de la Legión Baratariense a la última de las provincias del Imperio, recientemente conquistada, para que sirvieran de patos de feria a los locales aún insurrectos y así no molestasen a los soldados imperiales mientras estos se dedicaban al pillaje.
No era otro sino don Crisóstomo Monvaca Poleomenta quien portaba la cartera de Misterio de Impuestos y Otras Cuestiones Impopulares Pero Que Permiten Manejar Mucho Dinero. De él poco se sabe, más allá de que impulsó una rebaja de impuestos directos y un aumento de tasas e impuestos indirectos que hicieron que, si bien para las clases adineradas la presión fiscal se viese profundamente reducida, para los pobres esta aumentara en más del doscientos por ciento. Eso, y que se gastaba más de la mitad del presupuesto del ministerio en propaganda antidrogas que lo único que lograban era inducir al consumo masivo de estupefacientes.
El Misterio del Terrorismo y Asuntos Afines estaba al cargo de don Angélico Aveces Panconaceiteyazucar. Como su nombre indica, dicho misterio se encargaba de realizar actos aleatorios de terrorismo para justificar las consecuentes medidas antiterroristas, que, pese a atentar contra los derechos individuales y colectivos de la población, eran muy bien recibidas por tertulianos radiofónicos, taxistas y populacho en general. Desde dicho misterio se expendían también pasaportes, cédulas de identidad y permisos de residencia para extranjeros (curiosamente, a un precio más alto que en mercado negro), y se expulsaban a los inmigrantes ilegales. Según la legislación vigente, se consideraba ilegal a cualquiera con un tono de piel más oscuro que un café con leche corto de café.
En el Misterio de Obras Faraónicas y Comentarios Fuera de Lugar era donde se podía hallar (siempre que no estuviese cazando especies protegidas) al inefable don Paco Albures-Casquete Hernández. Este padre de la Patria merecería un libro, qué digo, una enciclopedia dedicada a su egregia persona. Pero dado que no me siento digno de tan magna obra, me limitaré a dar algunas pinceladas. Divorciado de su primera esposa (para gran desconsuelo de la señora Tonel, amiga personal de la repudiada), se casó en segundas nupcias con una hermosa azafata de congresos. Tamaño desliz provocó una profunda enemistad con la Mujer-Mujer, que le hizo caer rápidamente puestos en el escalafón del gobierno, de Vicepresidente y Martillo de Herejes a simple Misterio de segunda. En su cargo como misterio alcanzó renombre gracias a la construcción de un tren de alta velocidad que no podía sobrepasar los quince kilómetros a la hora sin que las vías se descoyuntaran y a su labor como guía de petroleros en proceso de hundimiento. Por esto último recibió un premio honorífico, reconociendo su labor para con el conocimiento de las características fisico-químicas de los hidrocarburos entre el pueblo llano. Aficionado a la caza, la dialéctica fina y las visitas guiadas a burdeles, las malas lenguas afirmaban que en algún punto de su árbol genealógico se escondía un canus lupus. Mantuvo agrias discursiones con periodistas del Grupo Lento, en realidad un órgano de propaganda perversa al servicio del Partido de la Pancarta.
Uy, madre de dios, lo tarde que se nos ha vuelto a hacer y aún nos quedan otros siete misterios... Venga, venga, a dormir, y otro día os los explico. Ya os habéis lavado todos los dientes? Sí? Pues venga, a dormir, y que no se os coman las chinches.
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