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La vuelta a la vuelta converge en el mismo rincón

Escuchando las aventuras promiscuas de un tal amigo mío y viendo la hipócrita cara psudo-pelotuda del resto de los sujetos que con elevado mentón moralista hicieron encoger a Eugenio y al final terminó aceptando que era algo así como un hijo de puta degenerado pero que bueno, había sufrido tanto por las crueles mujeres de su vida, había perdidos casas, dinero, su paternidad, su confianza, su integridad humana y quiso con alguna frase de limosna barata y martirio existencial justificar su entrada y salida de las camas y las vaginas de tantas doñas. En realidad creo que lo salvé de su amantecada desaparición anímica porque al ver yo tanta moralina verbal camouflada con chistes devaluados de tono papal a mi se me escapó un vomito, un lindo vomito de café con leche y medialunas saladas que cambió el curso de la historia, si se estaba gestando historia alguna en esa mesa de desayuno aquel domingo. Mientras me limpiaba los restos de migas ácidas que colgaban de mis bigotes establecí una especie de defensa del promiscuo Eugenio que tenía los ojos como aceitunas rellenas del terror

¿Ustedes no tendrían que estar en misa?

todos y hasta Eugenio me miraron con cara de repugnancia digestiva y cómo mi sonrisa les confirmó que era un chiste rieron como el que ríe cuando le apuñalan el ego. Después se acuñaron en mi mente dos o tres frases más dedicadas individualmente a esa gente pero gracias al super – Dios jamás llegaron a destino

“Vos bigotudo hijo de puta hace media hora le estás mirando las piernas a la pibita de la mesa de enfrente”

“Vos cuatrojos litúrgico arruinado tenés una cara de primavera de la flor de paja que seguro te echaste antes de venir”

y hubo una que es la que más agradezco que nunca escupi y fue:

“Marta, vos trola de mierda te cogías al amigo de tu hijo pero como no gemís de lo frígida que sos jamás nadie supo como ese pendejo con cara de boludo te rompía el culo a la hora de la siesta”


(suspiro)

Una multitud de mozos y mozas con miserables servilletitas de papel doblado limpiaron el vómito y “sin intención” me pegaron algunos codazos en la cara y los ojos. Después una encargada con sonrisa de Britney Spears me dijo si no quería tomar un Uvasal y yo lo miré Eugenio y quise preguntarle sin en vez de Uvasal no estaría lindo meterle a esta careta facial de autoridad capitalista un racimo de uvas por el culo. Pero no. Eugenio había aprovechado la situación para escapar del juicio y había ido a mear sus culpas al baño. Pobre Eugenio parece que su disminuida masculinidad lo hacía tener una especie de obsesión con el arte de sonreir y seducir que al fin y al cabo y después de años de terapia el analista se dio por vencido y le dijo:

Eugenio, coja nomás, los afectos son para ser vividos

pensando si por fin se daría cuenta que el padre nunca le había comido el pito y que su madre era reverenda mandril enloquecido a la hora de jugar al amor. Pero parece que los hombres come - pitos y las mandriles gritonas son bien recibidos en la casa del “Señor” mientras digan en el confesionario un par de metáforas paradójicas con tono adecuado a la culpa y después se coman la rodaja de pene sin morderla, porque no se debe morder la rodaja de verga pura del señor, no al pedo se dejó agujerear las manos y se ganó una popularidad por la cual cualquier político hoy se dejaría enfalar sin problemas.
Los tres sujetos de la mesa después de que el vómito fue un recuerdo reciente se acomodaron el nudo de la corbata con en ese movimiento manual de zig-zag corto que tan canchero queda. Claro un buen vendedor no puede tener una corbata desarreglada aunque un real buen vendedor sabría que la corbata en vez de facilitar el despliegue de las mentiras las desnuda porque quién no sabe que la imagen del perfecto chanta lleva incluido un trajecito muy coqueto y a medida que encima intimida. Pero es así un buen confesor que trasmite su verdad con detalles en el confesionario tampoco sabe que el gran cura de negra sotana se masturba por las noches con las fantasías sexuales que tantos pecados de camas agrias despiertan. No se saben tantas verdades, nadie nunca supo que las medialunas que vomité no eran saladas sino dulces. Es así, la vida es así por eso yo tomaba café con leche al desayuno como cuando era un niño y nunca contaba a esos eternos negadores de la condición humana las toneladas de mujeres que pasaban por mi balcón por mis brazos, por mis besos y por mis orgasmos por supuesto. A lo mejor hubiera sido más fácil y aceptable contar que miles de mujeres me violaban cada noche y que les gustaba besar mis rincones y que yo les beba la vida con los labios de mi boca. Por lo menos hubiera podido poner cara de ojos lagrimosos y sufridos que tanta lástima y ternura promueven en la cara de los hipócritas del siglo XXI y podría haber seguido de alguna forma deleitando mi ego con las historias de mis torturantes violaciones. La misma cara de perro bulldog triste con diarrea que ponían ellos cuando se les recordaba las mentiras que vendían en los tomos de la enciclopedia de la historia universal llevada con gran esfuerzo y sacrificio a domicilio, ese gran sacrificio de caminar horas y horas por día, bajo el sol, en la lluvia, entre el barro y el ferviente asfalto que quemaba sus delgadas suelas, y soportar la amargura desenvainada en puteadas al gobierno que ellos tenían que escuchar, soportar la resaca de hambre que dejaba el miga triple del mediodía que era sólo lo que se podía pagar y por supuesto las largas esperas y los amontonados y sudados viajes de colectivo, y la soledad, la frustración, la incertidumbre, la vida. Por supuesto, cualquier sacrificio de este tipo podía justificar las mentiras piadosas de un vendedor, como también todo el amor misericordioso y el apoyo espiritual a la comunidad del cura justificaba sus orgasmos manuales y la castración de Eugenio su eterno divagar en el camino de las faldas de carne caliente parecidas al amor.

Texto agregado el 26-02-2005, y leído por 360 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
28-02-2005 Vea, nazareno, al leer este texto, y usted lo sabe, me siento identificado con su estilo de calle. Su andanza reflexiva es bien de bares y veredas pateadas, como para andarse contando mesita de por medio ¿vio? Así es que le dejo mi comentario, y alentándolo para que siga así, lo cual no sé si le conviene pero confío en que lo hará mejorar lo suficiente. Saludos. guy
28-02-2005 Nazareno, seguís siendo mi favorito del sitio. Me has recordado a una digo-yo-novela que estoy escribiendo sobre peripecias oficinales. Así mismo me has motivado a continuarla. Gracias por eso y la invitación. Seguime avisando de tus grandes trozos de arte. Desleal
26-02-2005 Esta muy bueno, amigo , ¡cómo escribís!! lo tengo que leer devuelta. kinsol
26-02-2005 pues te quedó muy bueno, hasta aborrecí a los vendedores esos, me gustó la narración. el_kalvin
26-02-2005 mw gustó tiene una narración buena, entretenida que me enganchño desde elprincipio ;) VicentinaSmith
26-02-2005 como se nota la cultura que manera de escribir..mi envidia sana para ti ..y mis estrellas..escribes con ironia y eso me agrada... kasiquenoquiero
 
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