Algunas veces las personas llegan a nuestras vidas y rápidamente nos damos cuenta de que ésto pasa porque debe ser así para servir un propósito, para enseñar una lección, para descubrir quienes somos en realidad, para enseñarnos lo que deseamos alcanzar. Tú no sabes quienes son estas personas, pero cuando fijas tus ojos en ellos, sabes y comprendes que ellos afectarán tu vida de una manera profunda. Algunas veces te pasan cosas que parecen horribles, dolorosas e injustas, pero en realidad entiendes que si no superas estas cosas nunca hubieras realizado tu potencial, tu fuerza, o el poder de tu corazón. Todo pasa por una razón en la vida. Nada sucede por casualidad o por la suerte; enfermedades, heridas, el amor, momentos perdidos de grandeza o de puras tonterías, todo ocurre para probar los límites de tu alma. Sin estas pequeñas pruebas la vida sería como una carretera recién pavimentada, suave y lisa. Una carretera directa, sin rumbo a ningún lugar, plana, cómoda y segura, más empañada y sin razón. La gente que conoces afecta tu vida. Las caídas y los triunfos que tú experimentas crean la persona que eres. Aún se puede aprender de las malas experiencias. Es más, quizás sean las más significativas en nuestras vidas.
Manuel Alexander ReinHardt |