Cada vez que miras
el tiempo gira y aunque sigas mirando,
intentando detener ese momento,
el tiempo ya te lo ha robado
sin que te dieras cuenta.

La soledad, fría,
busca refugio en la calidez de tu interior
y los recuerdos buscados
ya no tienen posada en tus entrañas
la soledad avanza, voraz,
despellejando cualquier atisbo de señal.

Buscas, buscas...
pero no logras encontrar:
ese olor que hace un minuto quisiste percibir;
ese tacto que ayer sentiste al despertar
en la mañana vacía del después.

Buscaste, queriendo encontrar...
pero la calidez de los recuerdos
se congeló en el olvido.
En el vacío que dejo,
cuando de puntillas sin despertarte,
cerró la puerta dejando la llave sobre la cómoda,
donde ésta misma mañana saliste a encontrar
el vacío que ahora te aprieta entre sus brazos...
del que no te puedes soltar.

Ya no tienes fuerzas...
no es tiempo de luchar
las palabras se condensaron
con el humo de los cigarrillos
apagados que dejaste en el cenicero del olvido.
Sin esperar.