¿Recuerdas la noche?
Aquellas estrellas que juntos aferrábamos en nuestra retina.
Aquellas promesas que hicimos con aquel cometa.
Aquella luna desgastada que nos vio compartir nuestras manos, nuestra vida, nuestra esencia.
Aquella noche el cielo palidecía ante el brillo celeste de tu mirada, y el aire, celoso, arrebataba algunos jirones de tu pupila.
Porque resplandecías con luz propia. Eras mi estrella, mi precioso lucero celeste.

¿Dónde quedó la luz que ardía en tu mirada?
¿A dónde has ido?
¿Por qué tengo que alimentarme de oscuridad?

Estoy ciego. Nada para mí tiene color, ni forma, ni razón de ser.
Paseo solo por las dunas y miro al horizonte, y recuerdo... como enrojecía el sol a tu paso, como el mar furioso espumeaba de rabia por alcanzar a besar tus pies.
Recuerdo como eras mi sendero, mi estrella Polar.
Recuerdo como se perfumaba el aire cuando tocaba tu rostro; como se abrían los pétalos de flores marchitas...

La sonrisa.
Jamás olvidaré como se tersaba tu rostro cuando sonreías. Cuando emanabas el dulce sabor de tus labios mientras me hablabas, mientras nos mirábamos, y mi pecho naufragaba en tormentas de pasión.

¿Cuánto hace de esto?
¿Cuánto hace que no añado un sinónimo al celeste?
¿Cuánto hace que no comparo a la belleza contigo?
¿Cuánto hace que no veo tus párpados abriéndose y emanando luz?
¿Cuánto hace que descanso en un lecho enorme?
¿Cuánto hace que el secundero del reloj se mueve y mi corazón no acompaña su ritmo?

Maldita sea la primavera por florecer... como tus ojos.
Maldito sea el aire por refrescar mi habitación... sin tu ropa.
Malditos sean los recuerdos de ayer y de hoy... porque no tengo ninguno tuyo.
Maldito sea el tiempo por recordarme cada instante... sin ti.

Día y noche profano mi memoria buscándote, llamándote... y ¿sabes qué? Sólo acuden las lágrimas.
Estoy hecho de agua. No tengo consistencia ni solidez para mantenerme.
Tú, que eras mi pan y mi bebida. Mi sol y mi estrella. Mi presente y mi futuro...

Quizás algún día dejaré de consumir mi vida en recuerdos...
Dejaré de ser el fantasma de lo que antaño fui.
Dejaré de perder ese último segundo del reloj.
Y seré yo.