No es sangre la que fluye por mis venas
sólo es el sustento en la agonía.
Aparece un velo de inconsciencia,
son las mayúsculas recorriendo tu espalda.
Te clavas como espiga al ojo
y se oyen claros los ecos de lejanía.
Silencia mi mente
un presagio de tortura en tus cadenas.
Se cierran mis párpados
buscando la sutil locura ente el rumor lejano de tus olas.
Sólo es delirio de tus pasos quietos
la palabra de mi boca como mariposa.
Es la fuente, herida que emana dentro
y el lecho en que acostar nuestros sueños.
Todo avanza y nada sigue
es tu luz escasa en mi ceguera.
Soy yo, a pesar de los tiempos
y por eso me callas entre desgracia.
Te paro con mil besos ahorcados
y vacío los bolsillos rotos con recuerdos.
Devuélveme el ser que vivía en mí
aquella chiquita que aún hoy veo pasar.
Alcanza sólo a llevarte mis harapos
arráncame los abrazos, los labios y sé feliz por fin.