No he de cerrar los ojos
él esta ahí, acorralado en mis sueños,
la noche llega
en forma de lobos hambrientos
que acechan en mi escritura,
mi cama se tambalea hacia la nada,
espesa
como una maldición gitana
y él con su sonrisa siempre incierta
me atrapa con sus manos en carne viva
cubriéndome de sangre
y es mi sangre
y es su sangre
nuestra sangre que baila
frente a nosotros
y ahí estamos
con las caricias prohibidas,
desangrándonos.
No he de cerrar los ojos,
él tiene el color mortal
de lo perdido
y la noche lo arrastra
hacia mi puerta,
la noche es el cuchillo
que él entierra
en mi cansado corazón...
Texto agregado el 23-02-2005, y leído por 191
visitantes. (3 votos)