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Kilómetro 22


Era un día triste y lluvioso... como el recuerdo.
En su mente habitaba, en un pequeño receptáculo, una serie de momentos; instantes inolvidables que algún día habían formado parte de sus vidas.
Acercándose cuidadosamente con el automóvil en segunda marcha observaba el lugar donde ella siempre lo esperaba... fielmente... en mismo sitio.
Ahí estaba, firmemente erguida, sobresaliendo sobre el paisaje desaliñado como una bella flor que, a pesar de los años, nunca marchita.
Un leve gesto de alivio apareció en su rostro al encontrarla nuevamente. Muchos de los sentimientos que por años habían permanecido dormidos dentro de su pecho, afloraban ahora, a través de una tímida sonrisa, mezcla de tristeza y congojo.
Detuvo el motor al fin y abrió la puerta del vehículo con tranquilidad simulada . El ruido de sus pisadas sobre el ripio húmedo daba un toque de suspenso a las palabras que de su boca estaban a punto de salir...

- Si me quedo callado por mucho tiempo... temo no poder soportar el peso del silencio sobre mis hombros- señaló él, con tono apagado y de poca fuerza.- Sin embargo... no creo que mi hablar te incomode, pues siempre te ha gustado mi voz... voz de FM como siempre decías... – dijo con sorda sonrisa y como esperando algún tipo de reacción de ella.-
No sé como empezar – continuó- y, la verdad, no sé donde ocultar mi cara en este momento por la vergüenza que siento. Simplemente sé, y lo tengo muy en cuenta, que te ha fallado al no venirte a visitar... pero es que no he tenido tiempo y eso tu bien lo sabes. El trabajo, los problemas en casa y... – se quedó pensando en si decirle o no lo que creía él una dolorosa verdad.-
Ahhhh.. que más da, si creo que ya lo supones –señaló mirando el horizonte... como buscando un punto en el cual perder su mirada...-
Desde que nos separamos amor, he estado preguntándome muchas cosas, algunas de ellas sin explicación. Pero la más importante es si tengo el derecho de buscar otro amor.
Traté de diversas formas de comunicarme contigo...pero nunca hubo una respuesta y, me sentía tan sólo, que prácticamente se transformó en una necesidad... algo más allá de mis fuerzas... más fuerte que yo!!!...
Finalmente encontré a esa persona. Seguramente debí haber estado ciego, porque estuvo siempre a mi lado... y nunca la vi así –dijo suspirando-
Se parece tanto a ti –continuó- tanto. Tiene tus ojos y tu nariz y... hasta tu pelo castaño... medio rizado... de ti heredó. Cada gesto que hace, cada uno de ellos me hace recordarte y amarte cada día más. Al marcharte, amor mío, no cabe duda que dejaste un gran vacío en mi vida pero, al mismo tiempo, te diste el lujo de entregarme el regalo más preciado: una hija- al terminar la frase no pudo contener las lágrimas de sus ojos, y rompió de forma serena a llorar...-
Espero... amor... que no me eches la culpa por lo del accidente; creo que no merezco el crédito. Por Dios santo Johanna!... ibas a dar a luz!!! ... y tenía que llegar rápido al hospital sino... te me morías en el camino!!!... Al fin y al cabo –señalo ya más calmado- lo mismo pasó. Tal vez la niebla... tal vez el poste... ese maldito poste a un costado de la calle... tal vez... tal vez sólo tenía que ser así –indicó resignándose el lugar del siniestro.-

Quien iba a pensar... amor mío... que en un último aliento de vida me entregaste la posibilidad de criar el fruto de nuestro amor... de nuestro cariño- dijo mirando la cruz de la grutita- y vaya que me recuerda a ti... vaya que lo hace...-

Buscando algo entre los bolsillos descubrió la fotografía que traía, de ambos juntos...cuando jóvenes. Se inclinó lentamente sobre la estructura y la posó entre las velas derretidas ya por el fuego extinto.-

-Pase lo que pase... nunca olvides que Tú eres y serás lo que siempre he soñado y, que nuestra hija, crecerá sana y que le daré todo el amor que un padre puede dar.-

Se volvió lentamente y subió al carro. Encendió el motor y acarició la frente de su hija, sentada a su lado...durmiendo ya... en la hora de su siesta.

Emprendió el rumbo a casa, como siempre... y los faros se perdieron a la distancia.


Texto agregado el 22-02-2005, y leído por 129 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
21-03-2005 bueno, ameno. entretenido!! placebo
 
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