Carta a mamá

A mi hija la tengo que llevar a que le revisen la cabeza. Si supieras todo lo que me ha escrito. En realidad su mayor problema es que mi vida la molesta... Esperate, te voy a leer la carta que dejó sobre mi cama:

“NO HAY DEPRESIÓN QUE DURE 100 AÑOS....

Todos en la vida nos hemos deprimido. Uno siente que se muere, que nada tiene sentido y que lo mejor que se puede hacer es dejar pasar la vida. Así, solo viendo cómo camina y da vueltas esa gran parte del mundo en la que no cabemos. Al no encontrar consuelo en ningún lado, esa es la solución más fácil del problema.

En realidad me ha costado decidirme a escribir esto, pero siento que es necesario. No por cómo me siento yo, sino por lo que estoy observando en usted. No es reciente, lo que pasa es que no lo comprendía o no había dejado que mis pensamientos se atormentaran con eso. Comencé a razonar sobre su vida esta última vez que me sentía desanimada porque nada me salía bien. No puedo negar que estaba mal, derrotada; pero tampoco voy a dejar de reconocer que empecé a salir de eso por ciertos procesos mentales que me hicieron darme cuenta de que estaba mal. Fue entonces que se me abrieron los ojos y observé afuera de mi cuarto. Unos cuantos pasos más allá. Si, vi hacia su cuarto. Adivine cuál fue el cuadro que se me presentó....... Pues sí, estaba usted en calzón, con una blusa desmangada, el cuerpo tirado a lo largo de la cama, una manta cubriéndole los ojos, las piernas cruzadas y los brazos acomodados a cada lado de su cuerpo.

El punto de todo esto no es criticar lo manera en que usted ordena su vida. Ese es su problema. El punto es que he observado que necesita un cambio de actitud. Todas las personas necesitamos descansar, no digo que no. Yo mejor que nadie puedo hablar de eso. Es solo que desde que se acerca a la casa cuando viene del trabajo, la cara le cambia, le empieza a doler la cabeza y el cansancio que ya, de por sí, trae, se triplica, tanto así, que tiene que acostarse. Lo mismo ocurre cuando viene de la “U”, y está bien. Lo que no está bien es que deje de hacer muchas otras cosas que su cuerpo necesita. No solo físicamente, también en el aspecto emocional y de relación interpersonal.

¿Que por qué empecé con eso de la depresión?, pues lo hice porque haciendo un recuento de cuándo empezó a actuar así, me remonto a 11 años atrás. Justo cuando se fue mi papá. El estilo de vida que usted adoptó y que le iba a ayudar a pasar mejor el malestar que la ahogaba era ese: de la escuela a la cama, de la cama a su universidad (cualquiera que fuera), de la universidad a la cama de nuevo.... y así se le pasaban los días hasta que mi papá retornara. Esa forma de llevar los días sí hacían que pasara el tiempo, pero no le quitaban el verdadero mal.

La actitud que creo que necesita es una que le ponga, en sus manos, las riendas de su vida. Y esa actitud no la va a encontrar más que en usted y en su propia voluntad de salir adelante. Y esa misma actitud le va a quitar la “comodidad” de ese estilo de vida, pero le va a dar algún sentido a su vida y un poco de ánimos de ser mejor. No quiero que nada de lo que estoy diciendo se malentienda. ¿Por qué nunca terminó una carrera antes?, porque la voluntad no le daba, porque no lo hallaba necesario para su vida o porque el estilo de vida que había adoptado le brindaba una comodidad en la que estudiar no cabe. He ahí que quedaron la sociología, la pedagogía, los seminarios, las clases de inglés, etc.

Uno hace mejor las cosas cuando uno mismo está convencido de que las cosas le van a ayudar y le van a hacer crecer como persona. Esto, siempre y cuado, uno mismo quiera crecer como persona. De esa actitud uno mismo saca fuerzas para hacer las cosas, inventa nuevas que sabe que le van a ayudar y, sin darse cuenta, uno ya se está llevando mejor con los otros. Porque eso de querer hacer algo por uno mismo, en el fondo hace que uno ayude a los demás sin darse cuenta.

No es bueno tener eterna pena por la vida que a uno le ha tocado. Está bien, ya dije que a todos nos pasa. Lo bueno de tenerla de vez en cuando es que, cuando se vuelve a empezar, se hace con más fuerzas que antes. Tampoco es bueno buscar que los demás nos tengan lástima. Todos necesitamos desahogo, eso sí. Lo malo llega cuando ya no se trata de eso sino de buscar que los demás también se compadezcan de nuestra condición.

Si se ha dado cuenta no hay momento en que no pase enferma. No estoy diciendo que no le crea cada vez que dice que le duele algo. Lo que pasa es que hay ocasiones en las que pareciera que no hay nadie más enfermo que usted. Yo sé que sí le duele la cabeza, la gastritis, que está cansada, que está deprimida y desanimada, pero también sé que la solución la tiene usted misma. Solo hace falta la voluntad. Que si le duele la cabeza, tómese algo. Que si la gastritis, comiendo a tiempo y con una ranitidina se quita, etc. A veces da la impresión de que está enferma de esa forma porque así quiere estar o así le es más cómodo.

Vuelvo a repetir, no quiero que se mal interprete lo que estoy tratando de decir. Es solo un llamado para que agarre ánimos y para que empiece a vivir su vida. No deje que pase, no deje que se le vayan los años y que un día se vea en realidad vieja y sin fuerzas para vivir pero con los ánimos que ahora le faltaron.”


En realidad yo no sé que quiere ella. Debe tener un gran problema o yo no sé. Solo te hablaba para mantenerte al tanto de esto y para que te des cuenta cómo me tratan mis hijos...... No vos, hoy no puedo salir... Sí fijate, voy a dormirme toda la tarde... Yo ya no aguanto, hasta estoy pensando en retirar otra vez la carrera....