En una barca gris y húmeda viajaron las palabras, que tocaron el te amo, derritiéndose las nubes glaciales del alma, han recordado tu nombre mis suspiros, que olvidan de donde vengo, y como vago, los llanos del sol, frondosos, arman el paraíso entre los árboles de mi solloza fragilidad, y entre los riachuelos del alba fluye la sangre, mis labio desean pronunciar la arma de la esencia de los sueños, tendiendo el alcance, y desechando la distancia bebiendo tu rostro, sorbo, uno a uno, a cuenta gotas, robando la constancia al tiempo, creando su mortalidad, al olvidar la nuestra. |