Miguel, personaje que merece sobradamente un rescate escrito, si los hay, deja a Aníbal a cargo con instrucciones precisas acerca del asado para su laboral retorno. Hora estimada de arribo (ETA) 13:00 . Asador improvisado -a la usanza de la construcción- en casa de plan, Miguel argumenta hacer uno mejor en breve, ya que poco tiempo ha que vive ahí, solo apenas diez años, de ninguna manera imposibilita esta factura presurosa y precaria, la consecución del fin, a saber, la realización del asado. Bien es sabido que sabor del asado y belleza del asador, en su acepción mobiliario, son inversamente proporcionales.
En medio del patio de tierra irredenta, o mejor dicho, del polvo de ausencia de lluvia por 3 años, la parrilla acusa con puntuales sonidos y olores, la prontitud de su contenido o sostenido, ¿ya que las vísceras animales descansan SOBRE ella?. Dejemos contenido, ya que el segundo se presta a errores de interpretación musicales.
Enero riojano, Miguel arriba tras fatigosa marcha de dos cuadras.
Imposible.
TeJuroPorDió.
Caviló en solicitar el auxilio de un remis, indagó ocularmente a su billetera y desistió estoicamente.
En la Rioja, dos cuadras en enero representan el equivalente a cincuenta kilómetros de cualquier geografía mundial. Ningún árbol de vereda supera el metro de altura. Salir a trabajar aquí, es una proeza homérica que a la saga de Illión empequeñece.
Los treinta años de diferencia con el tío hacen que el de cartaginés nombre dude de su capacidad gastronómica. Además, bien es sabido que, algo hay parecido al afecto que los jóvenes entregan junto con el cuchillo y el tenedor para que el mayor “apruebe” la obra. Parte del mito que continúa con elección de vinos, por baratos que fueran, ingesta parcial IN SITU de ciertas vísceras que no llegarán NUNCA a la mesa, chistes repetidos hasta el hartazgo, sopado de sangre con pan calentado AD HOC, etc. Solo comprensible a argentinos, nativos o por opción, entre dieciocho y mil años.
Miguel observa, huele, cata por fin la zoología colección a degustar en breve y sentencia sabiamente:
-Yo lo daría vuelta, porque del lado de las brasas, falta un poquito, ahora del lado del sol... ya está.