BISINFIN (2)
Un hombre ha ido a visitar a un amigo. De vuelta de la visita, mientras baja por las escaleras del edificio, el hombre ve una llave encajada en la cerradura de una puerta. El hombre piensa que el propietario del piso ha olvidado la llave en la puerta. El hombre llama a la puerta para advertir de este hecho al olvidadizo propietario. Nadie responde. El hombre intenta abrir la puerta con la llave para dejarla caer dentro del piso y cerrar luego la puerta, no vaya a ser que algún rufián se aproveche de la situación. Pero la llave no abre la puerta, la llave encaja pero no abre la puerta. Esa no es la llave de la puerta. El hombre se guarda la llave encontrada en el bolsillo y regresa tranquilamente a su casa.
De regreso a su casa, el hombre se halla ante la puerta de su piso. El hombre se dispone a abrir la puerta pero algo extraño sucede. Su llave encaja pero no abre la puerta. Un fugaz pensamiento cruza su mente. El hombre rebusca en sus bolsillos la llave que ha encontrado en una de las puertas del edificio donde vive su amigo. Saca la llave y la prueba en su puerta. La llave encaja perfectamente y la puerta se abre. El sorprendido hombre entra del piso y queda aterrado. Aquel piso no es su piso!. Como puede ser?. Todo está cambiado: los muebles, la distribución de las habitaciones, incluso en las fotografías el hombre retratado no es el. El hombre perplejo comprueba que realmente la puerta corresponde con su piso. Todo concuerda: numero 19, escalera A , 3°1°, no hay lugar a dudas. El hombre aturdido sale a la calle a tomar el aire y reponerse, donde otro fugaz pensamiento cruza su mente.
El hombre regresa al edificio donde vive su amigo. Busca la puerta donde encontró la llave. Vuelve a llamar pero nadie responde. El hombre vuelve a probar la llave que ha encontrado allí pero la llave sigue sin abrir. Entonces el hombre prueba la llave de su piso, la llave encaja perfectamente y abre la puerta. El hombre entra dentro y reconoce sus muebles, la distribución de sus habitaciones, incluso es él quien aparece en las fotografías, pero ese no es su piso!. El hombre se encuentra completamente aturdido, piensa que quizás se haya vuelto completamente loco. Entonces descubre que ha olvidado la llave puesta en la cerradura…
Samuel Tristán,
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