Estimado Señor Letterbergh:
Después de mucho investigar el caso del asesino serial en la calle Hoffnung, he llegado hasta usted. Le digo de antemano que no debe de sobresaltarse ya que no pienso abrir la boca sobre su identidad.
Me enteré de sus “obras de arte” en el periódico matutino, ya que como imagina y lo habrá notado, aparecen en primera plana. Desde que vi aquella fotografía en blanco y negro que mostraba el rostro de una joven totalmente desfigurada quede enamorado de sus trabajos.
Después, cuando la policía halló el cuerpo del político aquel, Lucciano Coddinth, colgado en la pared de su casa con la piel de la espalda abierta sobre la pared (como la sangre escurría hasta formas un bello lago rojo bajo el cuerpo), fue cuando decidí que lo tenia que conocer.
Tal vez su mayor pregunta fue el como llegué a la conclusión de que usted el famoso asesino de Hoffnung; pues bueno, fue un trabajo agotador, lo admito, pero puede usted estar tranquilo. La policía nunca llega tan lejos como yo lo hice.
Tras un año de búsqueda en investigación me había dado por vencido, sus crímenes eran perfectos, no había un patrón por lo que nadie sabia quien seria el próximo, lo único probable era que el cuerpo (aunque no residente), aparecería sobre la calle Hoffnung o a sus alrededores; el problema estaba en que es una calle tan larga que no hay suficientes policías como para patrullarla toda. Más un día, al comprar el periódico en espera de encontrar otro bello articulo para mi colección, me topé con una gran fotografía en primer plano que mostraba una especie de hermosa escultura hecha con el cuerpo de dos niñas un anciano y una pareja residente de la calle Hoffnung, me di cuenta de la increíble complejidad de aquella escultura que tenia la forma de algún híbrido o mutante humano grotesco. Según yo se, aquí en esta pequeña ciudad no hay nadie con conocimientos tan avanzados de anatomía humana como para poder crear un ser tan perfecto y en tan poco tiempo; todo en una sola noche, tal vez algún artista común lo hubiera logrado tras varios experimentos pero hubiera tardado seguramente varios días. Y usted realizo aquel trabajo en tan solo una noche.
En ese momento recordé que hacia un mes alguien había rentado el único libro de anatomía avanzada que existía en la biblioteca (por si no reconoce mi nombre yo soy el bibliotecario), un tal Richard Letterbergh, quien, según la ficha de renta y su credencial, es filosofo y teólogo egresado de la universidad de Rostock. Así que me puse en busca de su nombre; tuve que viajar a la universidad, donde tras largas jornadas de espera, pude tener acceso a los archivos de su tesis, donde encontré textos escritos a mano con su firma.
Después compare su tipografía con la encontrada en la carta que dejó junto al cuerpo de la señora Blieghville, donde explicaba las razones de por que usted se consideraba un culto artista y no un asesino y el por que debería de ser un honor para sus victimas morir en sus manos. Me di cuenta que la tipografía era prácticamente la misma, a diferencia de que en la carta encontrada junto al cuerpo, se notaba una mayor madurez de los trazos.
Así fue como llegué a la teoría de que se trataba de usted. Y para poder confirmar mi hipótesis lo había estado observando a distancia. Después de que usted entraba a cualquier lugar, averiguaba que era lo que había comprado y me topaba con cosas como guantes de látex, cuchillos, bisturís, etc.… además de toparme con que usted firmaba bajo el nombre de George Lutter en vez de con el suyo.
Fueron esas las razones por las que he confirmado que usted es el famoso “asesino de Hoffning” y es por eso que le entrego esta carta usted.
Y pasando a otros temas; la razón para entregarle esta carta era principalmente para mostrarle mi admiración hacia su extensa y majestosa obra. Y mi segundo punto en un principio era el querer pedirle permiso para conocerlo personalmente y pedirle que me deje trabajar con usted al menos una vez. Esa, por ahora, es la mayor ilusión que tengo. Y por ultimo le quería solicitar, si es de su agrado, que trabaje con mi cuerpo. Me vuelvo voluntario. De verdad que seria un increíble honor para mi convertirme en parte de la colección de perfectas piezas de arte que ha fabricado usted.
Espero piense bien mis propuestas y le agradezco infinitamente su valiosa atención y tiempo y le pido que en caso de aceptar, como señal, encienda esta noche una dos veladoras y las coloque juntas en la ventana de su departamento que da hacia la calle Der-Tod, esa será la señal para saber que ha aceptado. De lo contrario, si no acepta las tres propuestas mas alguna le desagrada solo coloque una veladora y en caso de no querer aceptar ninguna, le pido que no encienda veladoras esta noche.
De antemano le agradezco por su respuesta. Yo esperare esta noche bajo su edificio, atento a su respuesta.
Infinitamente agradecido, su admirador: Traurigkeith Meheller Lovssán.
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