-Está en tu cabeza.

¡No!

-Nunca existió…

¡No!

-Como alas envolviéndote, caricias y suaves besos, labios en tu vientre, pasiones y deseos, cosquillas en tu mente. Así fue en engaño de tu felicidad

¡No! ¡No! ¡No!

-Sólo distorsiones en tu cerebro. Dosis correctas de amor. Risa. Recuerdos. Está todo en tu mente.

No…

-Y ahora ya ni puedes hablar. Me da un poco de pena. Pero ¡anímate! No hagas pucheros. Hace un día hermoso afuera. ¿Ves el sol? Aquello sí es real; siente el calor, siente cómo penetra tu piel. Te hace bien.

Cállate…

-Pero es una lástima ¿no? No te preocupes. En un rato podrás salir de esta habitación, alejarte de estas paredes blancas, de tus fantasmas vivientes. No es normal, eres todo un caso. Pero hoy en día el mundo está lleno de casos.

Tú qué sabes, no hables de lo que no sabes...

-¡Y tan bonita que estás! Realmente es una lástima. Con esas piernotas y esa carita de querubín pero tontita, para rematar. ¡Qué curioso! El mundo pudo haber sido tuyo, lo hubieras tenido todo a tus pies. Todo. Pero aquí estás, y sólo yo hablo contigo; ya los demás se han hartado.

Mañana será hermoso...

-Ay, mi vida, no llores. Otra vez las lágrimas. Es casi como si sí pudieras entenderme, pero esas son fantasías mías. Tú estás aquí por eso; soñaste demasiado. Te dejaste llevar por tus emociones. ¿Ya no te acuerdas? Es un poco trágico, pero tú misma tienes la culpa. Tú y tu cerebro deforme. Acabaste con todo lo que tenías. Aquí estás a salvo, deberías de estar agradecida por eso.

Déjame… vete…

-Quizás algún día estés bien. Podrás tener una vida normal, una familia, hijos, un trabajo si quieres. Tendrás un horario y un hogar, una meta. ¿No sería eso lindo? Bien. Bien. Abre la boca. Aquí. Toma tu medicina. Eso es. Muy bien. Muy bien. Empezarás a sentir un poco de sueño, la cabeza ligera. Eso es. Duerme ya.

Mi hija…

-¿Mmm, ya casi las tres? Sí, me toca el 303, el mozo guapetón que se quedó con la cara desfigurada. Realmente, qué lástima. En fin, tan sólo es otro día.