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uNo.


¡¡¡¡Aaaaaa, que se vaaaa, que se va, que se va la vidaaa…aaaaaa, que se vaaa, que se va el amooor,
las tristezas y las penas nunca fueron buenas,
hacen mucho maaal, las tristezas y las penas nunca fueron buenas,hacen mucho maaal!!!!!
(Cumbia de La Sonora Palacios)



Era viernes, y apenas me subí al auto esa mañana de lluvia me miré al espejo y vi el fresco y certero rasguño en mi cara, de inmediato supe que, con la salida de la noche anterior se me había agotado la penúltima de las vidas que me quedaban, a partir de ahí y en adelante sólo me mantendría en pie con mi mujer, mientras me comportara como un marido ejemplar, casi como una mascota, de lo contrario, no me quedaría otra que pescar mis cajas plataneras y mandarme cambiar de la casa calladito y sin chistar. Debo confesar al lector que esta idea me aterraba, sin embargo agradecía al cielo la salvada…¡juré por la Santa Teresita de los Andes cuya estampita colgaba del retrovisor del auto, que nunca más volvería a pecar, nunca más, nunca más!. Y pensar que la culpa de todo aquello la tenía El Tigre, sí mi inseparable compañero de farra. Fue él con su cola de flecha y su tridente el que armó la fiesta.


dOs.

Eran las seis de la tarde del jueves cuando sonó el teléfono de mi oficina, la luz del aparato no dejaba de titilar una y otra vez como queriendo provocarme, y la secretaria de moledera que no contestaba el maldito llamado. Resignado no me quedó otra alternativa que atender yo mismo la llamada. Mi sorpresa fue mayúscula cuando sentí al otro lado de la línea el inconfundible rugido de Arturo, el Tigre Gazzo, mi compañero italiano de toda la vida que me saludaba muy contento de al fin poder ubicarme. Apurado por tener pocas monedas Arturo me habló de su tour por sudamérica, de su paso por Chile siguiendo con el itinerario trazado por uno de sus hijos y de las ganas tremendas que tenía de encontrarse conmigo.


TReS

Apenas tuve tiempo para avisar a mi casa; eran tantas mis ansias por encontrarme de una vez con el Arturo que apenas colgué el teléfono de inmediato tomé mi saco y corrí desesperadamente al ascensor. En el emporio compré la carne, era lomo vetado con harta grasita para darle el sabor al cocimiento, también las chuletas y las longanizas. Antes que cerraran el terminal pesquero me hice de los choros, las ostras, navajuelas, las almejas, ostiones y del pescado, lenguado y albacora para agasajar a mi visita. El vino lo conseguí en la botillería de don Alberto, llevé surtido para que el Tigre saboreara la grandeza de los vinos chilenos. Una botella de Miguel Torres, sangre de toro del mejor tinto, otra cosecha gran familiar del mejor Undurraga cabernet souvignon, y para rematar un Marqués de Casa Concha de aquellos que hacían saltar en una patita a los mismos dioses. Para hacer transpirar las conchas, me hice de dos cajas de vino blanco Santa Emiliana, cada caja era de 2 litros. Para después, un buen pisco para el bailoteo que se venía. Así tal cual sería, porque antes de salir corriendo de mi oficina en busca de mi amigo alcancé a avisarle a todos o a casi todos: a la Herminia, a la Gaby, al Shady y a su polola la Arianita. Estaban todos invitados a la parcela de la Pato al curanto de mariscos y carne que le tenía prometido al Tigre Gazzo y a su extraordinaria mujer, desde hacía muchísimo tiempo. La noche en Viña del Mar estaba nublada y la fuerte brisa marina de la tarde se hacía sentir con majestuosidad. Con las bolsas en el auto enfilé por la costanera con rumbo a Valparaíso a la parcela de la Pato; mi celular no dejaba de sonar…en la pantalla el número de mi casa se dejaba ver insistentemente, de seguro era mi mujer furiosa por mi extravío; lanzado a la vida no tardé en apagarlo. Las cartas esa noche ya estaban echadas, no había vuelta atrás. A la mierda todas las promesas de portarme bien, esa noche era una noche de fiesta.


CUaTrO.

No me acuerdo como fue que el Tigre Gazzo pudo finalmente dar con la parcela de la Pato, pero sin embargo llegó. Cuando ello ocurrió el exquisito pisco sour que la Pato había preparado para nosotros, ya me tenía bien arriba de la pelota y lo mismo le ocurría al cachorro Shady que no paraba de hablarme una y otra vez del último álbum de los Agnostic Front. Los abrazos y los besos no tardaron en multiplicarse uno tras otro, era evidente que la emoción del reencuentro desbordaba el alma de todos los que estábamos presentes esa noche en tan memorable velada.

Comimos hasta reventar, a la Gaby y a la Herminia el caldito del curanto las tenía locas. Era tal la concentración de proteínas contenidas en aquel exquisito elixir, que bien podía mandarlo a uno aturdido de un golpe o bien podía encenderte las mejillas y alterarte los sentidos por su legendaria fama de afrodisíaco. A esa hora las luces iluminaban la hermosa bahía de Valparaíso, la joya del pacífico. La cosa se pondría mejor aun cuando a la dueña de casa se le ocurrió la brillante idea de poner unas cumbias en el toca discos.

No me vaya a preguntar el lector cómo es que tuve el valor de bailarme una cumbia con la Gaby. Yo no sé como es que los caribeños tienen ese don natural para menear las caderas, y la Gaby sí que tenía unas tremendas caderas, sí señor, en eso no cabía duda alguna. Lástima que tuviera a Daniel y yo a la Alicia porque sino seguro que termino la noche con ella en un motel. La venezolana sí que tenía candela pa’ bailar, además y pa’ más remate era habilosita y una fiera en esto de las letras.

Cuando la Paty se tiró aquellos Rubén Blades por la radio, la fiesta terminó por armarse. Sin demora la Arianita pescó del brazo al cachorro mientras la Herminia y la Paty se las arreglaban con el Falcón y el Migu quienes momentos antes habían llegado al carrete trayendo consigo los melones frescos para el vino.

¡¡¡“ En la placita de la vieja barriada, en la placita de la vieja barriada, dicen que sale, que sale una brujita..hay yo quisiera que me saliera a mí, hay yo quisiera que me saliera a mí…la castigaría, sí señor, con la guacharacha como no..!!!”
(La brujita Caña Brava)


Encabezando el trencito que se había formado al ritmo de la música, se encontraba el Tigre. Se notaba que estaba feliz el hombre; él y su mujer no dejaban de saborear los erizos al pil pil con limón de pica que les había preparado la Paty, mientras la Hache les acercaba un par de vasos con borgoña de chirimoya y helado de piña.

CInCo.


"¡¡¡Son las seis de la mañana ya nadie concibe hablar, se acabó el carrete y nadie puede pestañar y esa mirada engañosa solo me hace temblar, me lleva hasta el cielo y ahora me hace despertar….se termina la noche y me quedo con ganas de otro baile contigo, de un lugar en tu cama..tué, tué tué!!!!. (Joe Vasconcellos)


Cuando todos ya habían caído rendidos producto del cansancio y la borrachera, tuve tiempo para estar a solas con el Arturo y decirle lo contento que me había puesto aquella vez en que se le había ocurrido la genial idea de publicar aquel hermoso cuento de sus aventuras en Buenos Aires. Mientras hacíamos sonar los vasos llenos hasta su pliegue con ron Habana Club, hielo y limón; lo miré a sus ojos prístinos de gurú y sin más vueltas le dije cuanto cariño había en mi alma por todo lo que él significaba en ella. El Tigre era una persona muy sensible, dominador de una gran cultura, que a sus años sabía perfectamente el manejo de las relaciones con los demás seres de su especie. Mientras amanecía sobre la bahía de Valparaíso lo abracé tan fuerte que casi lo dejo sin respiración. Fue en ese instante cuando le confesé que de verdad lo estimaba mucho, y que deseaba ser su camarada toda la vida. Le dije en su cara y sin ningún pudor que lo quería más que la cresta y que de verdad lo admiraba mucho. Al Arturo se le llenaron los ojos de lágrimas cuando terminó de oír mi perorata de borracho.


sEis.


Cuando aquella mañana de día viernes estacioné mi auto frente a mi casa, casi instantáneamente pude ver las maletas esperándome en el antejardín. Un suspiro de borrachín se me escapó por la boca…por delante me quedaba toda una monumental labor por conseguir una vez más y por enésima oportunidad el indulto y el perdón de mi enfurecida y hermosa mujer…


“¡No se puede corregir a la naturaleza, palo que nace doblao, jamás su tronco endereza!” (W. Colón)

Texto agregado el 25-07-2003, y leído por 1368 visitantes. (12 votos)


Lectores Opinan
09-08-2003 Excelente,se puso bueno el reventon. Me encanto la forma en como lo narras, casi me sentia bailando en esa gran pachanga. saludos y felicidades lo haces muy bien. LaPatineta
30-07-2003 jajaj estuvo bueno ¿cuando me invitan a un reventon asi?...no sean egoistas..comparteme al shady jajaja..un abrazo y un beso y mis estrellas.. sbet02
28-07-2003 ese es mi guey ...el reventon valio la pena...jajajaja...un abrazo y mis estrellas man...un poco retrasadas pero alli te van shady
28-07-2003 ¡SALUD! sinseudonimo
26-07-2003 Genial grupo hacen todos ustedes y tu pluma es maestra para arrejuntarlos a todos! Un abrazo blanquita
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