Estaba sentado en la parte de atrás del autobús. Pensando en lo que iba suceder con Harey. Abrazaba la mochila fuertemente con una sensación de asco, no podía olvidar aquellas palabras “estas loco”, no era la primera vez que me las decían, no sabia si empezarlas a tomaras en serio.
Saqué los audífonos de la mochila y me puse a escuchar música; el autobús se detuvo en una esquina desde donde se podía ver la entrada al subterráneo; la gente salía y entraba con prisa. Un sujeto vestido de blanco, con una camiseta sin mangas que dejaba ver sus brazos llenos de tatuajes abordo el autobús. Primero se sentó en los asientos de hasta adelante, no le presté mayor atención.
A mi lado, una señora realmente obesa se pasaba una y otra vez un lápiz labial color rosado sobre sus descomunales y rechonchos labios, mientras se miraba vanidosamente en un pequeño espejito redondo; a un lado suyo había una escena extraña, una señora que parecía estar alrededor de los cincuenta años chupaba su brazo y lo lamía, llevaba tanto tiempo haciendo eso que ya tenia un gran moretón, observé que tenia varios más, todos al alcance de su boca; estaba acompañada por una jovencita de unos diecisiete años que parecía ser su hija, tenia cara de estar fastidiada, su madre decía cosas de una forma muy extraña, tanto que no entendía ni una sola palabra (no estoy seguro si era incluso algún otro idioma), la joven solo respondía “si” o “ajá”, parecía no estar prestando atención al extraño discurso de la madre llena de moretones. En un momento crucé la mirada con la joven y sonreí, ella solo hizo una extraña mueca con la boca y volvió a mirar por la ventana con la misma expresión de cansancio.
Mire yo por la ventana a un señor que iba en bicicleta a la misma velocidad que el autobús, entonces comience a sentirme adormilado, mis ojos se cerraban y todo se veía borroso. Desperté cuando el sujeto vestido de blanco (que se había sentado en la parte delantera) se sentó a un lado y se pegó demasiado a mí. Al ver su rostro me dio algo de asco, parecía ser un homosexual. Tenía unos enormes ojos verdes que resaltaban por el tono moreno obscuro de su piel, era algo que me parecía asqueroso; en eso momento me dieron ganas de sacárselos. El sujeto estaba rapado y llevaba varios collares y colguijes por todas partes. Me recorrí lo mas que pude hacia la ventana pero el sujeto también se recorrió, entonces le dijo algo a la señora gorda, quien miró su reloj de mano y parece que le dijo la hora. Volví a mirar por la ventana cuando sentí un golpeteo en el hombro, al voltear me encontré con la cara del sujeto de ojos verdes y vestido de blanco que me decía algo que no escuchaba debido a los audífonos, me los quite y repitió- ¿Me puedes dar tu hora?- levante la manga de mi sudadera y observe que eran las 4:31, ya se hacia tarde para ver a Harey, seguro que ya estaba mas que furiosa.
Cuando estaba a unas cuadras por llegar sentí otra vez algo en el hombro, y luego algo en mi odio, fue una sensación desagradable. Al voltear vi el rostro del sujeto que me miraba de una forma extraña; movió los labios pero la músicas me impedía saber que decía, me percate de que su brazo estaba rodeando mi cuello con fuerza y de que tenia una mano con algo punzante apretando mi costado izquierdo. Me alarmé; en ese instante recordé que la última vez que me asaltaron juré que al menos iba a intentar defenderme si sucedía otra vez, ya que me había sucedido unas cuatro veces por lo menos. El tipo me arrancó los audífonos y me quedé viendo sus asqueroso ojos, me susurro algo como que lo dejara de ver junto con un montón de groserías y luego me dijo que le diera todo lo valor por que "me cargaría la chingada". Al ver su asquerosa mirada y su oloroso brazo en mi cuello, me llegó una idea a mi cabeza que me agradó. Saqué de mi maleta el reproductor portátil junto con mi cartera y se los di, me dijo que le diera también mi teléfono celular que estaba a la vista, en una bolsa delantera en mi mochila. Metí la mano al abolsa y me sentí feliz al pincharme con un objeto puntiagudo y frió. El plan podría funcionar a la perfección. Tomé las tijeras por el mango y rápidamente las clavé en su horrible ojo izquierdo. Fue algo grandioso, se quedo totalmente inmóvil con las tijeras ahí clavadas. Parecía que no lo había notado, de pronto su boca dibujó un círculo y su brazo dejo de hacer presión, luego un chorro de sangre comenzó a brotar junto con un terrible alarido que llamó la atención de todos los pasajeros que al observar aquella sangrienta escena quedaron impactados y muchos comenzaron a gritar también. Me levanté cuando el tuerto comenzó a lanzar navajazos ciegos a todo su alrededor maldiciendo y salpicando de sangre todo alrededor. La joven que acompañaba a su madre rara comenzó a reírse y su madre parecía no notar la escena, solo seguía hablando y hablando. Dos tipos me agarraron y me comenzaron a gritar. No entendía que me decían así que solo los ignoraba.
Miraba con regocijo como el malvado asaltante se retorcía del dolor y agonizaba mientras la bella joven reía y me miraba dulcemente, aquel día me olvide por completo de Harey. Al ser liberado por justificar el acto como defensa propia fui en busca de la nueva dueña de mi corazón a quien encontré cuidando a su madre en el parque. Le dije que la amaba y que se casara conmigo, así fue y vivimos felices para siempre.