Al momento preciso le incité las dudas acostumbradas, acto seguido
todo comenzaba a caer..... el aire
( un tanto roído por el trato) escapaba de la
habitación con un sabor de fondo
que nos recordaba la pena en conserva que
dejabas cada vez que tú o yo avanzábamos
... hacia el despido... al futuro lo marcábamos como lujurioso e incierto (no creas que no recurrí para adelantarme a él a la vieja pitonisa que vivía en la pieza del fondo, esa que te daba miedo, no sé si por sus gatos o solo por que te recordaba a la abuela que murió en el hospital cuando esperabas el turno.); así todo,te entretenías imaginando un par de ventanas enmarcando el paisaje,lleno de unas cuantas aguas, canales y fiordos, a los cuales invadíamos con barcos de papeles, lobos de mar parlantes y una gigante montaña de fondo donde saltaríamos cada vez que lo necesitáramos.
También caminábamos sobre las conchas de la playa repasando cada una de ellas para ver cual sonaba mas fuerte bajo los zapatos... caminábamos...
buscando la curva lejana de la bahía, mas allá de ese muelle sordo y ciego que acostumbraba escondernos.

La pieza, argumentaba a favor de nosotros, encima de las tablas demasiado pisoteadas para tu gusto y sumado a que todas las noches (de los fines de
semana) nos guarecíamos entre ellas o sobre las mismas... una taza de leche con chocolate y un pan con mantequilla a falta de queso todo
junto, (tú al alba) no descuidando las migas que colaban entre las sabanas
que casi siempre nos quemaban, nos mordían, nos entretenían y a veces ni
siquiera nos tapaban

Recordaras cuando hablabas de música, y repasábamos hasta el final
cualquier autor chileno (aunque no supiera nada)... y la cerveza
justificaba el camino a casa, ese era hablado y si fumábamos reído y comentado... a veces nos mirábamos esperando que uno de nosotros se
despidiera y doblara en la otra esquina... (Nunca paso), y el teléfono mas
un par de monedas eran solo el atajo para enfrentarnos frente a una cama y a la maldita alma entera.