MIL PREGUNTAS Y EL MENDIGO
Por: Juan Esteban Osorio G.
Capitulo 1:
Mil Preguntas se dirigía hacia donde el Rey y en medio del camino se encontró con un mendigo. Mil Preguntas se quedo mirándolo mientras el hombre extendía sus manos en un gesto suplicante. Mil Preguntas le dijo:- Ve y busca el pan para el alma. Y se alejo.
Mil Preguntas siguió caminando durante un buen trecho del camino hasta que llego a una capilla. Mil Preguntas se detuvo a observar un bello jardincito de orquídeas que se encontraba al frente de la capilla. No sabe cuanto tiempo paso contemplando la belleza que irradiaba el jardincito, cuando sintió una voz a sus espaldas:- Oiga, vine a la capilla a buscar el pan que usted me dijo y no lo he encontrado.
Mil Preguntas serenamente le respondió:- Ve a la capilla cuando tengas el estomago lleno. El pan para el alma lo debes de buscar en otro lado.
- Donde? Pregunto el mendigo consternado.
- En tú corazón. Respondió solemnemente Mil Preguntas.
- Pero, como?
- De la única forma posible: caminando.
- ¿Caminando? ¿Hacia donde?
- Hacia donde un Rey, yo me dirijo hacia donde un Rey, ¿me quieres acompañar?
Y el mendigo sonrió y sello para siempre su destino.
Capitulo 2:
Mil Preguntas guardo silencio y los dos hombres comenzaron a caminar. De pronto Mil Preguntas se detuvo abruptamente y le dijo al mendigo:- Mira esa planta.
- Es una planta cualquiera. Exclamo el mendigo con indiferencia.
- No, Arturo, mírala bien!
De inmediato Arturo se encolerizo miro a Mil Preguntas con odio y le dijo:- Usted como sabe mi nombre?
- Tranquilízate, es solo que tienes cara de llamarte Arturo. Dijo Mil Preguntas sonriente.
Mil Preguntas espero un tiempo prudencial a que Arturo se calmara y prosiguió:- Ahora observa la planta, dime qué crees que hay debajo de esa planta?
Arturo miro la planta con repugnancia y respondió:- Tierra. Y luego con furia exclamo:- Es la misma tierra donde me toca dormir todos los días, llena de gusanos y de estiércol. Tan fría que te congela los huesos y tan dura como una piedra.
- Y debajo de esa tierra qué crees que hay, Arturo?
- Pero qué sentido tienen sus preguntas?
- Responde!
- Bueno esta bien pero no se enoje, debajo de la tierra hay agua. Pero el agua de estas tierras es tan espesa como el pantano, es agua sucia. Si lo que quiere con su ridículo interrogatorio es saber si podemos conseguir agua para refrescarnos déjeme decirle que esta agua es impotable.
- Porque te anticipas a los hechos, porqué crees qué lo que deseo saber es lo que tú deseas saber?
Arturo inclino la cabeza y luego de un incomodo silencio dijo:- Don sabio, se que todo en la vida es tan previsible, es que los humanos somos tan previsibles, siempre que hablamos de algo tratamos de ocultar nuestras verdaderas intenciones, pero logramos ser tan evidentes. Quizás usted sea diferente. Yo creo que todos queremos sacar provecho de todos, creame yo lo se porque soy mendigo.
Mil Preguntas miro a Arturo con verdadera curiosidad.
- A qué te refieres con eso de qué tu lo sabes porque eres mendigo?
- Don sabio, le puedo decir Don Sabio?
Mil Preguntas le respondió:
- Simplemente soy un caminante más, sabio es una palabra muy grande para mi, llámame Mil Preguntas.
- Bueno en fin, que le estaba contando... a ya me acorde...mire yo vivía en un reino donde se veían desigualdades sociales enormes, yo era de una familia humilde pero digna y trabajaba en una granja, cuando mi padre murió yo pase a hacerme cargo de la granja. Pero siempre venían los emisarios del rey a cobrar impuestos y nos quitaban la mitad de la producción del año. No soporte eso y un día golpee al funcionario de los impuestos, mi madre se dio cuenta del incidente y me dijo que huyera pues el funcionario volvería con los soldados... nunca olvidare su cara cuando me dijo adiós... Bueno y así vague y vague por el mundo, pero ahora soy igual que los funcionarios de impuestos, que ironía, soy un mendigo que cobra impuestos a las personas, impuestos para no ver mi horrible figura junto a la entrada de sus casas.
- La anarquía no requiere de disciplina la libertad si.
- Qué a dicho usted?
- He dicho que por tú falta de disciplina te volviste como los cobradores de impuestos.
- Pero yo no tenia medios, salí con muy poco dinero de mi casa. Como quiere que no halla terminado en la mendicidad?
- Si no existen los medios hay que crearlos.
- Oiga pero igual en todos los reinos cobran impuestos y yo no le voy a pagar impuestos a nadie.
- No me escuchaste si no existen los medios hay que crearlos.
- Entonces qué hago? ¿Crear un reino donde no se cobren impuestos?
- Si! Pero para eso debes aprender y para aprender debes ser libre. Aun no eres libre.
- Quieres aprender?
- Si, si quiero.
- Bueno entonces escucha: el agua alimenta la tierra, la tierra alimenta la planta y la planta alimenta todo el universo.
- Y eso que significa?
- Veo que estas aprendiendo, nunca tomes nada así como te lo dan, lo que te acabo de decir significa que el agua somos todos, la tierra es la conciencia, la planta es el amor y el amor, Arturo, el amor alimenta todo el universo. Oye pero no le vayas a poner el sello, si le pones el sello se vuelve algo previsible para ti, y si se vuelve previsible no lo podrás entender jamás, estas palabras que te acabo de decir son cosa de sentir no de pensar.
Arturo se quedo en silencio durante un buen rato al cabo del cual exclamo tímidamente:- Y qué vengo siendo yo?
- Tú, tú eres todas esas cosas, pero más que todo eres agua.
- Agua?
- Si agua, un agua que necesita tomar conciencia para convertirse en tierra.
- Conciencia de qué?
- De que no es solo agua.
- Y tú qué eres? Pregunto Arturo a Mil Preguntas.
- Yo, yo soy la tierra que necesita del agua para convertirse en planta. Ese soy yo. Respondió Mil Preguntas decididamente y continuaron su camino.
Capitulo 3:
Ya en el atardecer Mil Preguntas y Arturo se sentaron debajo de un gran árbol, a lo lejos se divisaban las montañas.
- Señor Mil Preguntas dígame, ¿Hacia qué reino nos dirigimos? Tiene que tener un reino ese rey suyo.
- Sabes mi rey no tiene reino. Respondió Mil Preguntas serenamente y cerro los ojos.
- No sea tan misterioso, dígame ¿por qué su rey no tiene reino?¿no le parece tonto eso de dirigirnos hacia donde un rey sin reino?¿qué clase de rey es un rey que no tiene reino?
- Con calma, una cosa a la vez.
- Lo siento es que estaba pensando en voz alta.
- Pues cuida tú lengua, cuídala como si fuera un arpa encantada de la cual solo pudieran salir bellas melodias.
- Quieres saber cual es el reino de mi Rey? Mira hacia el frente, vez esa montaña que se une con el horizonte, ese, ese es su reino.
Arturo se quedo pensativo, movió su boca como si fuera a hablar, pero Mil Preguntas lo interrumpió y le dijo: - Si fueras más atento te darías cuenta de que el también es tú Rey.
Y el hombre que antes era un mendigo y ahora es caminante cerro los ojos y callo, mientras tanto el sol caía y el canto de los grillos le daba la bienvenida a las estrellas.
Capitulo 4:
A la mañana siguiente Arturo se levanto mal humorado. Al abrir sus ojos vio a Mil Preguntas frente a él observándolo.
Arturo dijo insolentemente: - Qué miras? Y volteo la cabeza y siguió durmiendo. O más bien hizo como si siguiera durmiendo.
Mil Preguntas no se inmuto por la reacción de Arturo y le dijo:- Necesitas levantarte.
- Levantarme para qué?
- Hay un Rey que nos esta esperando, cuando un Rey te esta esperando no hay tiempo que perder.
Arturo no se levanto y siguió ignorando a Mil Preguntas.
- Mira, exclamo pacientemente Mil Preguntas- Siempre que te levantes ten un motivo para levantarte, sino dime para qué levantarse? Quizás eso es lo que te pasa, no tienes motivos para levantarte.
Lentamente una lagrima resbalo por la mejilla de Arturo y con voz quebradiza exclamo:- Cuando era mendigo hay veces que me levantaba y no le encontraba sentido a la vida.
Mil Preguntas sonrió con un gesto compasivo, y le dijo:
- Quizás era porque habías dormido demasiado. Ya estas despierto, que esperas para levantarte!
Arturo se acurruco como un recién nacido y dijo en un tono de reproche:- No quiero, no tengo ningún motivo para levantarme. Y cerro sus ojos y siguió durmiendo.
Mil Preguntas suspiro profundamente, miro el camino y pensó: Hay un Rey que me esta esperando... Y continuo su marcha.
Mil Preguntas llevaba buen rato caminando desde que se separo de Arturo, cuando oyó unos gritos a su espalda:- Oiga señor Mil Preguntas espereme, yo no quiero seguir siendo un mendigo quiero ser un caminante.
Cuando Arturo alcanzo a Mil Preguntas, Mil Preguntas le dijo: nunca has sido un mendigo, simplemente eras un poco ignorante...
Arturo se limpio el sudor que caía por su frente y casi sin aliento pregunto:- Ignorante de qué?
- De que existe un Rey y de que también existen caminos que conducen a Él. Ya te dije que cuando un Rey te esta esperando no hay tiempo que perder ni siquiera para lamentarse por lo que has hecho o dejado de hacer. Lo que importa en realidad es caminar, así nunca llegues a ningún lugar. Y si llegas a algún lugar no eches tus raíces en él, has de cuenta que eres un guerrero, cuando un guerrero oye el llamado de su señor, abandona todo y sale para la batalla. El llamado del Rey es un llamado de batalla por que nunca sabes cuando te va a llegar, pero siempre debes de estar preparado, por eso los guerreros viven intensamente y aprovechan cada segundo que tienen con sus seres queridos, pues en cualquier momento les tocara dejarlos cuando llegue el llamado del Rey en forma de una brisa suave que golpea el rostro.
- Yo algún día quiero sentir esa brisa suave en mi rostro,
- Ya la sentiste, creeme que el Rey ya te ha llamado...exclamo suavemente Mil Preguntas y Arturo cerro sus ojos y sintió una suave brisa que venia de oriente y acariciaba su rostro.
Capitulo 5:
Mil Preguntas se veía impaciente, se detuvo un momento y volteo a mano izquierda del camino. Arturo se asusto, a lo lejos se oían los ladridos de un perro. – que crees que sea? Le pregunto a Mil Preguntas. ¿Un perro salvaje?
Mil Preguntas le respondió:- No es un perro cualquiera, es tú perro. Ve, te esta esperando.
- Esta usted loco! Como quiere que me enfrente a un perro sin ninguna protección?
- Ese es el primer paso para enfrentarte al perro, estar conciente que frente a él no tienes ninguna protección. Y Mil Preguntas agrego:- Si no vences a tú perro, nunca podrás ser tierra y si no eres tierra nunca podrás ser planta.
- Pero porque todo esto es tan difícil?
- Pregúntaselo a tú perro, mira hay viene... Te voy a dar la clave para vencer al perro: debes sentirte perro. Solo así podrás mirarlo a los ojos. Cuando miras algo directamente a los ojos toda la ilusión desaparecen.
- Señor Mil Preguntas no se vaya...en que lió me he metido.
Arturo se paralizo, el perro estaba allí observándolo, realmente era feo y estaba furioso, furioso con él.
Arturo sudaba frío, no sabia que hacer, alguna vez le enseñaron que a las plantas y a los animales había que hablarles como si fueran personas, eso tranquilizara al perro, pensó.
- Perrito, porqué estas bravo conmigo?
El perro ladro con furia y se lanzo hacia el frente, Arturo retrocedió. Arturo no retrocedas, observa al perro...Arturo se asusto, una voz había hablado dentro de su cabeza. Esta bien, pensó, que tengo que perder, además me imagino que así debe de ser la vida de un guerrero, llena de luchas y poderosos enemigos...
Arturo controlo sus nervios y comenzó a observar el perro, estaba sucio, lleno de odio, sus ojos se veían tristes, por un momento sintió que el perro estaba más nervioso que él. Arturo no soporto la imagen y retrocedió.
Es tú perro... exclamo la voz en su interior. Arturo estaba al borde de un ataque de pánico, en medio de su desesperación Arturo se pregunto: ¿Porqué estoy furioso? Y miro al perro. Estoy sucio, tengo un motivo para estar furioso. Y exclamo:- Yo te bendigo perro porque al estar sucio me enseñaste lo bien que se siente el estar limpio.
Y el perro miro a Arturo y retrocedió...Vamos eso es...dijo la voz en su interior... Lo estas haciendo muy bien...
Arturo se animo y exclamo:- Yo te bendigo perro por tus ladridos porque con ellos me enseñaste lo bien que se siente hablar a los demás sin desprecio.
Y el perro guardo silencio por un instante que para Arturo fue eterno, al cabo del cual comenzó a ladrar con mayor fuerza... Eso es ya lo tienes acorralado...Arturo hablo con fuerza:- Yo te bendigo perro porque al estar atado al odio me enseñaste el valor de ser libre.
Y Arturo bendijo al perro una y otra vez hasta que al final su voz sonó como un trueno al decir:- Yo te bendigo perro porque me enseñaste que detrás de tú odio solo había tristeza y detrás de tú tristeza, amor. Después de pronunciar estas palabras el perro miro a Arturo y algo brillo en sus ojos, luego se alejo.
Arturo Se irguió sereno, sabia que había vencido a su propio instinto.
- Esa es la forma correcta.
Arturo se asusto y se dio vuelta, Mil Preguntas estaba sentado sobre una roca.
-Pero como? Usted presencio la pelea?
- No la llames pelea, llámala buen combate, y si estuve aquí, todo el tiempo.
- O sea que la voz era usted.
- No, la voz era tú voluntad.
- Mi voluntad?
- Si tú voluntad te llevo a encontrar el modo correcto de vencer al perro, tus instintos están contigo, siempre te acompañaran, la única forma que tienes de controlarlos y de que te obedezcan como un perro fiel obedece a su amo, es reclamar la propiedad que tienes sobre ellos, cuando los reclamas como tuyos, los puedes encausar. Los instintos son buenos maestros cuando están bajo control sino son como perros salvajes que destruyen tú vida. Ahora continuemos nuestro camino, y no te preocupes por ese perro, ahora si es tú perro, ahora si te obedecerá.
Capitulo 6:
Arturo se detuvo bajo el radiante sol y pregunto a Mil Preguntas: - ¿Qué tengo que hacer para ser planta?
- Ya eres tierra, pero para que crezca una planta en tú corazón debes de ser tierra fértil.
- Y donde puedo conseguir esa tierra fértil?¿ Contra quien debo luchar para obtenerla?
- Oye no te preocupes tanto por la forma preocúpate más por el fondo de las cosas. No todo lo que ganes lo vas a ganar en batallas, muchas veces las cosas llegan, llegan en el momento que estés preparado para recibirlas. Además ya te dije que eras tierra, lo único que te falta es convertirte en tierra fértil.
- Como hago eso señor Mil Preguntas?
- Es muy sencillo: solo tienes que alimentarte de amor.
- Y donde encuentro la fuente de ese amor?
- Esa fuente esta en tú interior, debes llenarte de amor para alimentar al universo.
- Quisiera beber de esa fuente.
- Todos queremos beber de esa fuente, por el amor los planetas giran sin chocar unas contra otros. El amor es el gran motor del universo, el amor logra sacar lo mejor que hay en tú alma. Y para sacar lo mejor que hay en tú alma debes sentir.
- Sentir qué?
- Amor.
Mil Preguntas hizo una pausa para que Arturo asimilara cada una de sus palabras y agrego:- Piensa en algo que te guste, que te gusta?
- A mi me gusta cantar.
- Entonces canta.
Arturo se sonrojo, y comenzó a cantar muy tímidamente, pero a medida que comenzaba a tomar conciencia de su canto aumentaba el tono de su voz que antes era casi imperceptible. Arturo imagino que su voz era un arpa de la cual salían bellas melodías... Mil Preguntas tenia la razón...pensó.
- Ahora convierte tú voz en movimiento. Conviértete en luz con tú canto. Exclamo Mil Preguntas emocionado.
Arturo comenzó a danzar, y danzo y canto hasta el día siguiente. Danzo y canto con el Sol, con la luna y las estrellas, danzo para morir y vivir al mismo tiempo.
Cuando termino su danza sus ojos brillaban, sus manos temblaban y lentamente extendió sus brazos al viento y se dejo caer sobre la hierba.
- No siempre debes danzar con tanta intensidad, pero sabes, has aprendido a entregarte. Dijo Mil Preguntas con una gran sonrisa en sus labios. Y añadió: - Vibra, entrégate a cada momento, eso te ayudara a despegarte del suelo.
- O sea que para vivir cada segundo debo dejar que cada segundo viva en mi.
- Ni yo lo hubiera dicho con mejores palabras. Por cierto, qué cantabas Arturo?
- Una canción de un guerrero que estaba cansado y quería beber de una fuente... de la fuente del espíritu...
Capitulo 7:
- Señor Mil Preguntas déjeme decirle que en realidad usted es un hombre sabio.
- Arturo yo no soy un hombre sabio, solo soy un aprendiz de jardinería.
- ¿Aprendiz?¿Y quien es su maestro?
- Mi maestro es el Rey.
- ¿El Rey sabe mucho de jardinería?
- Todos sabemos algo de jardinería, pero Él, Él es como el maestro de todos. Él sabe de árboles, de flores y arbustos, inclusive sabe como unir la montaña con el horizonte y al horizonte con la montaña.
- Señor Mil Preguntas, podría darme usted una lección de jardinería?
- Pues claro que si Arturo, estaba esperando que me lo dijeras.
- Observa ese hermoso pino, qué lo mantiene unido a la tierra?
- Sus raíces.
- Muy bien Arturo, ahora dime qué lo mantiene unido al cielo?
- No se, esa esta difícil.
- Bueno cambiemos de pregunta ¿qué parte del árbol se prolonga hasta el cielo?
- No se...las hojas!
- Digamos que son las hojas, yo diría que es el aire y el aire es amor, y el amor espero algún día entender lo que es el amor. Y Mil Preguntas se quedo observando durante un largo rato el cielo.
- Señor Mil Preguntas, qué le pasa? No se quede soñando, mi padre nos decía que si nos quedábamos soñando quizás no podríamos despertar jamás.
Mil Preguntas abrió sus grandes ojos y le dijo a Arturo:- Nunca te canses de soñar, así tus sueños parezcan imposibles de realizar. Los hombres que han construido este planeta nunca han dejado de soñar, inclusive ahora sus sueños prevalecen. Ellos soñaban todo el tiempo, soñaban concientemente. Mil Preguntas se quedo en silencio mientras Arturo meditaba acerca de las palabras de Mil Preguntas, luego exclamo:- Recuerda, como eran tus sueños cuando eras mendigo?
- Yo soñaba con comida, con exquisitos manjares.
- Arturo yo te mostré que podías soñar con otro tipo de comida, más exquisita que cualquier manjar, con pan para el alma.
- Dime porque decidiste levantarte ese día y dirigirte a la capilla después de que hablamos?
- Porque pensé que ese pan que usted me dijo podía saciar mi alma, realmente siempre pensé que necesitaba algo para decidirme a salir de la mendicidad pero no sabia que era, ni siquiera sabia que tipo de hambre era la que sentía, ahora se cual era.
- No te engañes en ese momento no fue por eso, fue por un sueño que tuviste. En tú sueño eras un guerrero cansado que bebía de una fuente.
- Señor Mil Preguntas déjeme decirle que usted llega a asustarme, ese día después de que hablamos, tome una siesta y soñé eso que usted dijo, entonces decidí pararme e ir en su búsqueda. ¿como sabe usted de mi sueño?
- Porque cantaste con el alma mientras danzabas. Tú corazón canto de tú historia y de tus luchas. Cuando tú verbo se une a tú sentir, habla tú alma.
- Hay veces que no puedo llegar a comprenderlo.
- Para comprenderme debes de sentir que eres raíz, tronco, hoja y rama. Ahora dime: Puedes comprender lo que significa el pan para el alma?
- No le puedo decir su significado señor Mil Preguntas, solo le puedo decir que me siento lleno.
- Bueno hay señales que no entiendes en el momento en que se te aparecen, pero si no dejas de soñar, algún día lograras comprenderlas y entenderás que el hilo que divide la realidad de los sueños es más delgado de lo que parece. Eso que has experimentado es a lo que llamamos intuición, la intuición surge cuando la mente se une al corazón y vibran en armonía. Pero no te voy a confundir más con cosas que más adelante entenderás o más bien, sentirás por ti mismo, por ahora solo debes de saber que si quieres ser planta debes de aprender a enraizarte.
- A enraizarme?
- Si a enraizarte, para enraizarte debes aprender a vivir en la realidad.
Cuando llego la noche y la luna llena beso el firmamento, Mil Preguntas pidió a Arturo que se descalzara y que metiera los pies en la tierra húmeda que se encontraba junto al camino.
- Ahora ponte en pie y quédate en silencio.
- Que hago? Exclamo Arturo después de un pasar un rato en silencio.
- Calla, calla...vibra, vibra en el silencio.
Arturo cerro sus ojos y todo se silencio, primero se concentro en su propio cuerpo y luego en todo los ruidos que había a su alrededor hasta que Arturo se convirtió en una parte más de la melodía en la que el mismo se deleitaba. Arturo sintió la misma vibración que al cantar y al danzar pero esta vez no se sentía activo por el esfuerzo físico sino lleno de paz, de quietud. De pronto los rayos del sol cayeron sobre su cara y abrió los ojos y se quedo deslumbrado observando el amanecer, por momento le pareció ver el cielo iluminado por una gran cantidad de puntos de luz que danzaban alrededor del Sol, era el mejor amanecer que había visto en su vida, luego de esta maravillosa visión Arturo busco con su mirada a Mil Preguntas pero no lo vio, entonces dirigió su mirada hacia el suelo y leyó en la tierra: Un Rey te espera.
Arturo levanto su mirada hacia el camino, hacia el horizonte y por un instante le pareció ver a Mil Preguntas perdiéndose en el horizonte, dirigiéndose hacia donde el Rey, pero eso es otra historia...
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