El viento rie con brisa moderada, está de buen humor.
Acaricia los trigales procurando no dañar a las espigas, juega con las flores y acompaña de aquí para allá a las plumillas de cardo. Mece los nidos como cunas y hace gorjear de deleite a los pichones.
Las copas y las ramas de los árboles lo conocen bien. Ellas saben de sus caricias y zalamerías, como tambien de sus arrebatados zarpazos de ciclón.
El viento monologa, seguro de que los pinos y los álamos lo estan escuchando:

"Cuando fui al desierto, me divertía ver las caras sorprendidas de los árabes a quienes arrancaba las kafías* de sus cabezas y me halagaban las reverencias de las palmeras, que a mi paso se inclinaban como humildes juncos.
Después de descuajar toldos y azotar jalabíes* en el campamento beduino, dejé todo para volar hacia el mar.
Aterricé sofocado en la playa. Quería descansar, pero tenía una cita; los participantes de una regata y algunos chicos con sus barriletes me esperaban. Necesitaban mi ayuda, pero yo, cansado, sólo era capaz de sacudir de tanto en tanto mis ráfagas llenas de desierto.
¡Nadie imagina lo agotador que es mover mares de arena, de duna a duna!…
A pesar de mi cansancio, de tanto en tanto conseguí preñar las velas de los barcos que en mis descansos, se ceñían al mástil como criaturas abrazadas a las piernas de su madre. Mis energías se reforzaron y el mayor premio a mis esfuerzos me lo dieron las caritas de los chicos que con risas de gozo festejaban la danza de sus barriletes que piruetaban en el escenario azul "



*Turbante árabe
Túnica árabe