Se deshace entre mis manos, Como el agua sedienta que no existió, Con su lujurioso recuerdo del lejano sur, Rumbo a la esperanza sin destino que ya se olvidó. Serás quizá sombra trunca del pasado ambiguo, Ilusión cercana con el fuego en tus pupilas, Pasión de sueños que mi caminar alberga sin motivo, Altar sin gloria que con tus labios me guías. Estás entre mis ropas pero no te encuentro, El viento susurra tu nombre pero oír no quiero, Las paredes grises agrietan la fantasía sin espectro, Será que escapo de tu inexistencia o que por tu voz yo muero. Sé que te perdí sin haberte encontrado Y que el jardín de flores aún yace en otoño, Mas el secreto que se desboca sin orilla ya se ha develado, Mientras mi aire vaga solo a la mar sin retorno. Sin encontrarte en la futilidad de un rastro que dice llamarse vida, Mientras la inspiración ensañada deletrea en silencio tu nombre, Versos ocultos que ocluyen como el sol entre los rieles de la colina, Versos que yacen en la soledad sin despertar posible en el amanecer que se esconde. Será quizá la naturaleza innata del placer aún no descubierto, La sangre entre cadenas estrechas que silencia mi libertad, Y en la rareza de un poema que no encuentra oasis en su desierto, Sin haber encontrado jamás al sílfide corazón que naufraga en la nada, Sé quizá sin sentido que desaparecí y renací con solo conocerte y sin haber estado muerto.