Perdí sin siquiera haber jugado.
Perdí por enseñar, por ser vulnerable,
es sólo que perdí
porque así lo quiso la vida de nuevo.
Cúanta explicación puedo encontrarle a tu ausencia
si tu presencia fue aún más inexplicable?
Si nunca dijiste nada qué cosas hay por reclamar? Si sólo existí para vos en las noches,
si tan sólo fui pasatiempo de tiempos en sequía,
si tan poco mi cabeza te interesó...
Dime entonces
Por qué es que huyes de mis ojos, cabizbajo.
Por qué cuando logramos encajar
vuelves a pedir perdón.
Si es verdad que jamás me quisiste
dime entonces porqué eso
tampoco te lo creo yo.
Texto agregado el 18-02-2005, y leído por 274
visitantes. (2 votos)