La vida es descolorida, huraña y es menester hacer todo lo posible para que renazcan esas iridiscencias maravillosas que transformen a este mundo en un paraíso con seres que sonrían y se entremezclen entre ellos sin distingos de clase y jerarquía. Procurar que el hombre sea una figura alargada espiritual que se pierda en la distancia y de allí se devuelva solemne y acompasada, sones de swing, jazz, risas, vértigo, que alguien detenga a esa mano que intenta apagar esta fiesta de regocijo, te amo hermano, te amo hermana y mira como esta sangre acuosa me devuelve las esperanzas, las aguas crecen y se yerguen pero no azotan sino más bien permiten que alguien las amanse, un nuevo Moisés que guíe a su pueblo por el sendero de caracolas, que monten delfines, que sigan al cormorán, fiesta en el alma, música, placer, Dios existe y me contempla desde las alturas de Machu Pichu, allí hizo un pacto con los alienígenas para que no invadieran la tierra, hay una tabla con los diez ¿o doce? mandamientos que deben respetar los extraterrestres, aunque ya han transgredido la mitad ¿Qué hace ese perro lobo allí mirándome tan fijo? ¡Vamos! Conviértete en un ser humano y lucha conmigo o brindemos y fumemos la pipa de la paz ¿Qué no quedan palomas blancas? Pues entonces la firmamos en la piel desnuda de una doncella, eso es válido también y lo dice la Biblia ¿O fue Benedetti? Sea como sea, los hombres crecen cada día y pronto tocarán el cielo con sus manos pero cuando miren sus pies verán que la tierra habrá desaparecido y serán Dioses sin reino, pero eso no tiene mayor importancia ahora, la tecnología se come los corazones y sin corazón nadie baila, nadie ríe ¡bienvenidos al reino de los maniquíes! hermosas figuras alhajadas y sonrientes mirando la perpetuidad de un tal vez. Huyamos antes que la ola se enoje y nos arrastre como a esos malos egipcios que deseaban sojuzgar a los israelitas. Allí veo a un hombre, he allí a un hombre, que acontecimiento señores, que acontecimiento, duele vivir, duele juzgar, las venas se me inflaman por esta vida aborrecible que recorre mi cuerpo como una maldición ¡Ah! pero ahora la existencia mía fluye como una melodía en que las notas se transubstancian en cosas reconocibles, cerros, árboles, nubes, mares y bosques infinitos y sin explorar, casas veneradas, prostíbulos nostálgicos en donde perdimos la virginidad, el aliento, la inocencia, fuimos pero no existimos, cerramos los ojos pero no soñamos, soñamos pero las pesadillas asolaron nuestro descanso y ahora no sé distinguir entre un arcángel y un demonio ya que ambos me sonríen desde sus antros lúdicos y maltrechos, paz, benditos hermanos, amor venerados hermanos que mientras esta sangre transparentes irise mi existencia siempre habrá colores en la tierra aunque yo pronto sea un simple montón de cenizas arrastrándose por las calles…
|